Los dos Delfino tenían un sueño. Carlos, que saboreó la gloria que significan dos medallas olímpicas (una de ellas de oro) y haber jugado en la NBA, quería volver a la Argentina para ganar ritmo y nada mejor que hacerlo al lado de su hermano. Para Lucio, por su parte, no había desafío más lindo que entrenarse y jugar en el mismo club que su afamado hermano, ese al que vio en Estados Unidos, Europa y en la Selección, y que ahora comparte el vestuario de la Bombonerita. Sueño cumplido en color azul y oro.

Si bien todavía no pudieron compartir un partido juntos, porque Lucio está volviendo de una lesión en la rodilla, los Delfino coinciden en que es un sueño hecho realidad. “Es una alegría para todos. En casa están como locos, preguntan cosas todo el tiempo, y para nosotros es una alegría tener a la familia junta”, indicaron los dos jugadores, casi a dúo, en la tranquilidad de la Bombonerita.

Para Carlos no hubo dudas a la hora de elegir un equipo para su regreso después de tanta lucha contra las lesiones y operaciones: “Una de las cosas que me motivó es estar con él, compartir el día a día juntos y acompañarlo en este camino. Esta es nuestra primera entrevista juntos, el primer club donde jugamos juntos. Es medio raro, soy su padrino, nos llevamos 15 años. Lo adoro, espero que se divierta y que pueda crecer dentro de este deporte”. Y Lucio agradece: “Con mi viejo y mi hermano tengo el mejor libro, siempre traté de que me ayuden y preguntarles si tengo alguna duda”.

Informe y video: Prensa Boca