Liga Argentina · 30 de Julio de 2021
Franco Amigo, el ADN de Villa Mitre y el sueño de ascenso
El perimetral describió las particularidades de este plantel que lleva años junto, el sentido de pertenencia y la fortaleza de conocerse. "Jugar por este ascenso es un premio a muchas cosas".
Por Lucas Leiva
Como si el destino lo hubiese tenido preparado en el azar de una nueva aventura, Villa Mitre sigue haciendo historia dentro del básquetbol bahiense y argentino al convertirse en uno de los finalistas de la Liga Argentina. En su segunda temporada dentro de la categoría, este joven equipo se transformó en una realidad y su proyecto deportivo volvió a dar nuevos frutos. Le queda tan sólo un paso más, y desde el domingo irá en busca del preciado ascenso a la Liga Nacional en la serie decisiva ante Unión de Santa Fe.
A la hora de hablar de virtudes y potenciadores, el equipo dirigido por Lisandro De Tomasi tiene condimentos varios para justificar su presente y esta llegada a instancias definitivas. Un grupo de jugadores que se mantiene juntos desde hace años, la propuesta de su entrenador, que permite un básquet vistoso y efectivo, el sentido de pertenencia hacia el club y la ciudad que representan, sin olvidarse del punto clave: el hambre de gloria y reconocimiento.
Todo esto lo relata el mismo Franco Amigo, uno de los pilares de los Guerreros finalistas. El alero sampedrino atendió el llamado de Prensa AdC para dialogar sobre esta actualidad que vive el Tricolor en vísperas de la gran final, reorganizando su semana tras la última burbuja donde la rompió en las finales del Sur ante Quilmes, acomodando su agenda con sus pacientes ya que además es kinesiólogo en Bahía (tiene un consultorio junto a Ramiro Heinrich, compañero de equipo y trabajo) y sin perder de vista lo que sucederá desde este fin de semana, con el deseo de campeonar y ascender más fuerte de lo imaginado.
"Tener nuestra parte laboral aparte hace que no nos dé lo mismo ganar o perder", comienza explicando Amigo sobre cómo maneja esa dualidad entre el básquet y su profesión. Y agrega tajante: "A veces es un quilombo organizarte, saber que vas a tener días que no vas a estar en tu trabajo o tener que poner siempre la cara para gente que depende de vos para su bienestar personal, como es el caso mío con los pacientes en rehabilitación por kinesiología. Y eso hace que si vamos a tomar la decisión de jugar al básquet, que por lo menos valga la pena".
A su vez confesó un poco cómo fue ese día después de haber salido campeón del Sur, sumergiéndose en esa rutina diaria y recuperando los días atrasados por el viaje deportivo para abocarse a sus pacientes. Eso en definitiva es lo que lo termina reconectando a su cotidianeidad, en ese cable a tierra tan importante para bajar los decibeles de haber jugado una instancia tan crucial como unas semis nacionales.
"Desde los 21 que me puse a estudiar y hasta hoy, el tema de tener la parte del estudio/trabajo hace que a veces puedas quitarle un poco el foco al básquet y eso está genial. Antes me pasaba, que si tenía un mal partido, me enojaba por algo y estaba una semana más esperando para sacarme la frustración que tenía encima. Hoy por hoy, jugamos esta serie, salimos campeones de la Conferencia Sur y al otro día a las 8 de la mañana ya estaba trabajando. Esto te obliga a cambiar el chip y a dejar de pensar un poco en el básquet, y eso está bueno para la cabeza, hace bien y es saludable", contó.
Fran ya tuvo una experiencia previa en Liga Nacional, con Bahía Basket en la temporada 2013/14. Fue su única experiencia hasta ahora en la máxima categoría, con unos muy jóvenes 23 años. Pasaron ocho años de aquella experiencia, y hoy hace una parábola entre aquel momento y lo que logró como persona desde entonces, abocándose como un profesional de la salud y entendiendo varias situaciones a raíz de la experiencia ganada.
Fue así cómo se sinceró hablando de lo que significa esta llegada a las finales de la temporada: "Después de los 21, cuando dejé de ser profesional, fue cuando más profesional fui. Porque si bien era irme a Bahía a jugar el torneo local, hacer unos mangos, dedicarme al estudio y a trabajar, fue cuando me cayeron las oportunidades más importantes. Tuve la posibilidad de ser un jugador importante en este equipo, conseguir un ascenso y este año llegando otra vez, cuando ya me creía retirado del básquet, a pelear por cosas importantes. Lo disfrutamos, lo asumimos con naturalidad si se quiere, y no nos damos cuenta a veces la dimensión que tiene lo que estamos consiguiendo... pero dentro de 10-15 años vamos a poder mirar atrás y entender mucho más todo esto. Es desgastante, pero cuando se disfruta y se hace con mucha dedicación y seriedad, estas cosas se hacen mucho más llevaderas y nosotros las tenemos asumidas y naturalizadas".
El núcleo de compañerismo como fortaleza
Ahora bien, ¿cuál es el condimento extra que tuvo el Tricolor para llegar a la definición del torneo? Consultado por ese entendimiento que tiene el equipo tanto dentro como fuera de la cancha, el perimetral remarca que este grupo de jugadores se mantiene en su mayoría desde hace varios años, recordando que, en su momento bajo la conducción de Ariel Ugolini, un núcleo grande vienen jugando juntos desde el Torneo Federal.
"Por ahí es ese jugador número 6 de permitirnos algunas cosas, de conocernos mucho y de la forma en la que nos complementamos. La química que tenemos se va formando y atravesando situaciones negativas también. Esa química que tenemos hace que tengamos un poco más de respeto entre nosotros. Me parece que ese conocimiento es un plus, no se forma todos los días, es algo que viene de hace 4-5 años. Nos fuimos conociendo como personas y más allá de nuestros defectos y virtudes, todos nos aceptamos como somos. Me parece que es súper importante", detalló.
Otro punto alto de este equipo es ese perfil bajo que siempre lo ha caracterizado. ¿Imaginaban antes de arrancar la temporada estar ante esta oportunidad de campeonar y ascender? Más allá de las aspiraciones de ganar y de ir por todo, la cautela y la calma que explica Amigo hace entender que nunca se aceleraron los pasos y que todo se fue dando paulatinamente.
“Cuando empezamos a entrenar en diciembre, el cuerpo técnico obviamente tenía las expectativas de pelear por el ascenso. Yo personalmente te decía que se nos había ido el mejor jugador de la temporada pasada (NdR: Franco Pennacchiotti), que estábamos con un plantel un poco más corto y que todos estábamos un año más grande, con el dato no menor de venir de un año sin jugar... nos veía potencial, pero también siendo un poco más objetivo quizá te decía que iba a ser difícil llegar a este momento. Después, con el transcurso de la temporada fuimos desplegando un nivel y estilo de básquet, y así fuimos clasificando y clasificando, pero uno por dentro siempre, por ese mecanismo humano de ir despacio, imaginaba que todavía no era suficiente. Creo que esa es la mentalidad correcta, porque es lo que te obliga a no relajarte, a no aflojar en los entrenamientos, a exigirte más...”, expresó.
Reafirmar lo hecho en la temporada pasada
Villa Mitre irrumpió gratamente en esta categoría para la pasada 2019/20 que debió suspenderse a raíz de la pandemia. Venían de ascender desde el Federal, y ese mismo año de su estreno en la Liga Argentina el equipo supo demostrar buenos argumentos para ser protagonista, incluso siendo, al momento de la finalización del torneo, uno de los líderes de la Conferencia Sur.
Por todo esto, el 2021 aparecía como una oportunidad de reafirmar ese camino sembrado un año atrás. La misión no era sencilla, pero los Guerreros sintieron esta Liga fue una oportunidad de probarse una vez más y se ganaron un lugar dentro de la definición. La incertidumbre en la antesala de jugar esta nueva temporada por cuestiones laborales también jugó su papel importante, pero estar parados hoy acá es una prueba fiel de que el equipo se brindó por completo para alcanzar esta chance única.
"Por la posición en la que estábamos, donde en un momento nos encontramos punteros durante gran parte del año, nos había quedado ese gusto a poco de preguntarnos hasta dónde podríamos haber llegado en esa temporada interrumpida. Durante la pandemia, yo en lo personal me veía retirado del básquet profesional para este 2021. Incluso con Ramiro (Heinrich) que es compañero de equipo y trabajo, decíamos que un formato de burbuja no íbamos a poder jugar por este tema de faltar tantos días al trabajo y económicamente no nos cerraban las cuentas. Pero creo que ese hambre de medirnos para ver dónde estábamos, ver hasta dónde podíamos llegar, hizo que en un momento decidamos jugar un año más", comienza reflexionando.
Hoy reconoce que todo está dándose de forma redonda, sin poder ocultar su ambición de ir por más: "Por suerte fue una decisión acertada, hoy somos campeones de la Conferencia Sur y estamos por jugar por el ascenso a la Liga. Basquetbolísticamente hablando es uno de los pilares más altos de mi carrera, creo que a cualquier jugador de básquet le gustaría estar acá, y si se llega a dar sería mi mayor hito, yo con 31 años y algunos de mis compañeros con más. Creo que el destino nos tenía preparado esto, ojalá la semana que viene se nos den los resultados para poder conseguir el ascenso".
El hambre de gloria
Hoy es cuando Amigo echa un vistazo hacia atrás y recuerda todo el trabajo que hizo junto a sus compañeros. Incluso en la pandemia, movilizados por sus propias motivaciones de jugar y ganar, en algún momento pensando en que se reanudaría la 19/20 pero inconscientemente preparándose para esta temporada que los colocó en la final por la gloria.
"Jugar esta definición es un lindo regalo que tenemos al esfuerzo tremendo que hicimos. El año pasado en esta fecha nosotros salíamos a correr por el parque por nuestra cuenta, pensando en que se iba a reactivar el torneo de la temporada pasada. Pero inconscientemente nos estábamos preparando para todo esto, para volcar todo eso a esta temporada. Entrenábamos al aire libre, hacíamos los trabajos que podíamos, cuando se habilitaba alguna cancha la alquilábamos para ir a jugar un rato al básquet, armábamos amistosos entre nosotros... esto un poco ajeno al club Villa Mitre y al cuerpo técnico, era más nuestro hambre de gloria, a lo que queríamos como grupo", explicó.
Y continuó: "Todas esas cosas las pensaba el otro día y por supuesto que van dentro de la balanza, porque fue la forma en la que nosotros invertimos para mantenernos lo mejor posible física y basquetbolísticamente. Son cosas que tienen mucho valor, van desde las ganas que tenemos y demuestran que no nos da lo mismo ganar o perder. Puede haber jugadores que van a un equipo, firman un contrato por 10 meses, y después una vez que terminaron ese vínculo ya está. Nosotros, más allá de que la parte económica es súper importante, esa otra faceta de la gloria, el amor por el deporte y el reconocimiento, nos mueve un montón".
Las emociones de jugar las Finales
A horas de jugar la definición por el título y el ascenso a la Liga, el alero de Villa Mitre empieza a meterse de lleno en clima de finales y sabe que todo esto se lo ganó el equipo, que es sumamente meritorio y apoyado en el trabajo realizado, permitiéndose soñar con dar un pasito más.
“Hoy, sabiendo que estamos a horas de jugar la final, es cuando me cae la ficha de entender que si estamos acá es porque algo pasó e hicimos. Hoy somos dos equipos de casi treinta que van a jugar por un ascenso, y sabemos que eso nos lo ganamos y no es casualidad. Podés ganar uno o dos cruces de playoffs como mucho, pero llegar a una final no se logra con suerte. Obviamente lo disfrutamos y nos ponemos el traje de que queremos ascender, todos lo deseamos así y como equipo nos potenciamos, pero sé que esto nos lo merecemos. No me permito pensar que somos menos que algún otro, porque algo tenemos e hicimos para haber llegado hasta acá”, concluyó.