Instituto Atlético Central Córdoba

Córdoba (Córdoba)

Liga Argentina · 07 de Mayo de 2014

Instituto

Mansilla analiza a Instituto

Después de pasarla mal por varios meses, Federico Mansilla se encuentra en un momento insuperable. Puede ganar dos títulos juntos. Sí, dos: con Instituto y el de padre, los más importantes de su carrera.

El destino siempre tiene preparado para cada uno un capítulo que, muchas veces, está fuera de los planes. La cuestión en todos los casos es perseverar hasta llegar a triunfar. A veces se puede, en otras tantas no. Pero como Dios aprieta pero no ahorca, siempre hay una gran chance de salir a flote.

Eso es ni más ni menos lo que le sucedió a Federico Mansilla, quien atravesó momentos complicados pero hoy tiene la suerte de saber que todo se encarriló y va por buen camino en busca de dos objetivos gigantes: Ascender con Instituto y ser papá.

“La verdad que estoy viviendo un momento muy raro. Mezcla de sensaciones. Hoy (por ayer) fuimos al gimnasio con los chicos y hablábamos de lo increíble que era todo. Nos acordábamos de la noche que volvíamos felices después del partido con Progresista (Chaco) y de habernos salvado del descenso. Y hoy estamos esperando jugar la final”, le dijo el alero a PODIO.

Mientras que luego agregó: “Somos conscientes de que éste no es el mismo equipo, sino que se produjo un cambio muy grande desde lo técnico y táctico. Todos levantamos nuestro nivel y el resultado está a la vista”.

- ¿Qué les espera ahora?
- Y... Estamos con la expectativa de saber con qué nos vamos a encontrar. Nunca nos enfrentamos en esta temporada (con Ciclista de Junín). Sólo los hemos visto por televisión, que lógicamente no es lo mismo. Corren mucho, son jugadores muy jóvenes y hay que ver cómo responden al haberse encontrado con este final.

- ¿Personalmente fue un volver a empezar?
- Totalmente. Cuando me lesioné en Huracán de Trelew nunca pensé que fuera a ser tanto tiempo de inactividad. Se especulaba con dos o tres meses, y después de la operación nos encontramos con que serían seis u ocho. Se me vino el mundo abajo. Además, al mismo tiempo, me enteré que iba a ser papá...

- Durísimo...
- ¡Qué te parece! Durante nueve meses no tuve ingresos de ningún tipo, me daban todos los números en rojos (risas). Fue terrible. Malas, malas y malas. Hasta que bueno, me sentí mejor y comencé a darle para delante.

- Y en eso apareció Instituto.
- ¡Sí! Cuando se presentó lo de Instituto ni lo dudé. Me llamó el “Turco” (el entrenador Osvaldo Ardúh) para preguntarme cómo estaba. Le dije que bien y... ¿por qué?. Me contó que tenía planeado un cambio en el plantel y le consulté por quién, aunque en ese momento no me lo confirmó. Me invitó a entrenar con el fundamento de que me iba a hacer bien a mí y al equipo. Fui a la primera práctica, y en la segunda nos encontramos con que se fue Juan Gallo, lo que sorprendió a todo. En ese mismo momento arreglé rápido la plata y listo. Imaginate que no estaba como para ponerme en exquisito (risas).

- ¿Me parece o el bebé viene con el pan bajo el brazo?
- La verdad que sí. Es una alegría terrible la que tenemos. Estamos muy contentos y ¡queremos que salga ya!

- El gran premio sería el ascenso y el nacimiento...
- Quiero tener las dos cosas (risas). Primero vamos a Junín a ganar con toda la mentalidad y fuerza de barrer la serie. Sin vueltas, queremos hacer un 3-0. Este equipo puede. Tiene mucho hambre de gloria y no nos vamos a conformar con otra cosa que no sea el ascenso.