Informes Especiales · 17 de Marzo de 2017

Estudiantes (C)

El plan perfecto

La apasionante final entre Estudiantes de Concordia y San Martín de Corrientes es una de las más recordadas de toda la historia del Torneo Nacional de Ascenso. Temporada de lujo, emoción a flor de piel, estrategia pura y nervios desbordados.

Por David Ferrara

Si se lanzara una encuesta al estilo de yanquilandia para elegir qué final es la más recordada de toda la historia del Torneo Nacional de Ascenso, el emotivo duelo Estudiantes de Concordia 3 vs. San Martín de Corrientes 2 no bajaría del podio. Fue una definición que tuvo de todo, mucho más que el simple trámite administrativo de un ganador y un perdedor, una figura, un festejo y un corte de red. Y los condimentos, se sabe, regalan sabores, exquisitos para algunos, desagradables para otros.

“Recuerdo que fue una temporada de las mejores del Torneo Nacional de Ascenso, no sé si hubo otra mejor después. San Martín había hecho una enorme campaña, el equipo de Pablo D’Ángelo jugaba muy bien, había logrado el récord de 17 triunfos seguidos y tuvo un año brillante, con la mejor marca en fase regular. Pero Estudiantes fue creciendo y también llegó a un gran nivel. Hernán Laginestra ya empezaba a encontrar una estructura que luego también pudo implementar en la Liga A. Llegaron a la final y la ventaja de localía era de San Martín”, rememora Fabián Pérez, quien fue la voz de esas finales en las transmisiones de TV por TyC Max.

“Fue una final que se ‘picó’ en los primeros partidos en Corrientes y eso puso incómodo a San Martín. Laginestra desarrolló un planteo brillante y difícil de resolver, lo que hizo la final apasionante. Estudiantes tuvo un equipo más aguerrido en defensa y lo ganó. Sacando los momentos en los que el clima se desbordó, que fueron feos, se trató de una muy linda final para ver, muy disfrutada, que hacía rato no se vivía y con todos los condimentos”, amplió el Gallego, testigo directo de los cinco duelos.


Seguramente Hernán Laginestra no habrá imaginado cómo se daría la definición de esa temporada, pero sí sabía lo que quería desde el mismísimo momento en el que se metió de lleno en el armado del plantel. “Recuerdo que fichamos a Lee Roberts y busqué como prioridad tener a Moya y a Peralta, que son jugadores defensivos en el poste bajo. Busqué que el americano sea la tercera opción en defensa y no la segunda porque no quería que se cargue de faltas. Contratamos también a Montes y a Orresta, jugadores jóvenes y con gran proyección; además de valores con experiencia como Osores, Gamboa y Fioretti. También llegó Giordana a mitad de temporada y nos dio un banco más largo”, explica el estratega que hoy en día sigue tomando las decisiones en Estudiantes de Concordia, pero ahora en La Liga.

“El equipo defendía muy bien, en bloque y totalmente comunicado. Recuerdo que en un partido dejamos a Oberá en sólo 50 puntos y a San Martín le bajamos 20 puntos su promedio. Pero también teníamos un volumen de juego muy bueno, la tocaban todos, mucho pase extra, pase de ventaja y tiraban todos para el mismo lado. Sumado a una localía muy fuerte, siempre a cancha llena, estaba todo dado para conseguir algo importante”, resume Laginestra, que también jugó su partido especial desde el costado del rectángulo. Todos los jugaron, los entrenadores, los hinchas, dirigentes y hasta los medios, generando un run run que quizás amplificó el clima caliente de la llave.

Otro de los pilares fue Eduardo Gamboa, sobresaliendo en ofensiva junto a Roberts pero dentro de un equipo que también apostaba a lo colectivo. “Tengo muchos recuerdos de esa final. Fue la primera de las tres temporadas que estuve en Estudiantes. Se armó un grupo muy lindo dentro y fuera de la cancha. Estudiantes es un gran club con muy buena gente, paso todos los recesos a saludar amigos. Ahí nació mi segundo hijo y pude cumplir mi sueño de ascenso para jugar la Liga, para lo que siempre trabajé. No sé si éramos candidatos, pero nos habíamos armado para llegar a playoffs. Fuimos agarrando la química de equipo que se necesita para conseguir cosas, siempre con objetivos a corto plazo, entendiendo los roles de cada uno y respetando lo que nos decía Hernán. Siempre confiamos”.

La dupla de Gamboa con Roberts nació con naturalidad, aunque también tuvo su cuota de trabajo en la semana. “La pegamos con Lee, todo el tiempo positivo, se juntaba siempre con nosotros y aprendió español rápido. A Hernán le gustó cuando lo vio y la rompió, fue de lo mejor de la categoría. Formamos una linda dupla y en general se adaptó bien al juego de todos. Nosotros desequilibramos mucho con el pick and roll, porque fuimos hablando mucho para coordinarlo, pero no siempre lo usábamos para definir nosotros, sino que hacíamos daño con descargas o pases extra, porque queríamos juego de equipo, pasar bien la pelota, que es a lo que apunta Hernán”, explica el Tucu.

La historia de la final tenía a San Martín como gran candidato, porque más allá de los análisis técnico tácticos que podían hacerse y del respeto por un Estudiantes sólido, el arrasador andar de los correntinos hasta la llave definitoria justificaba su favoritismo. Ojo, Estudiantes ya le había ganado a San Martín en la etapa regular y venía de pasar playoffs ante Echagüe, Ciclista y Quilmes siempre siendo imbatible en casa y práctico afuera. Lo demostraría una vez más. Pero tiempo al tiempo.

Los dos primeros juegos tuvieron marcadas similitudes, porque San Martín apenas si mostró su juego rápido y explosivo de a ratos, y tropezó contra la telaraña de un Estudiantes tan simple en ejecución (o al menos lo hacían simple) como complicado de contrarrestar. Pero los correntinos tuvieron temple y mano firme para salir airosos de finales cerrados, el primero 76 a 71 y el segundo 73 a 70, no exentos de alguna que otra discusión con los jueces y palabra de más que le puso un humor cuasi belicoso a la semana que se venía en Concordia.

“Cuando volvimos tras los dos primeros partidos le dije al equipo que se preparara para el quinto partido en esa cancha, porque de local no nos iban a ganar. Ellos estuvieron muy incómodos en los dos primeros partidos y ganaron por mínima ventaja. Sabía que si seguíamos defendiendo así, prohibiendo sus puntos fuertes, les íbamos a ganar. Y así fue”, recuerda Laginestra.

En casa todo fue más sencillo, ya que aunque los marcadores no fueron abultados, Estudiantes fue dominador absoluto de lo que pasaba en el rectángulo. “Mantener las reglas defensivas y mejorar la mentalidad ganadora fue lo más importante en ese momento”, amplía el entrenador.

La confianza en revertir el 0-2 reinaba en todo el plantel. Nadie lo dudó, la fe era ciega, porque estaba cimentada en el trabajo y el rendimiento. “Estábamos tranquilos porque jugamos mejor que ellos en los primeros juegos también. Yo estoy convencido de que podía haber sido 3 a 0. Pero bueno, se dio así, y sin embargo en casa ganamos bien y el quinto ya era para cualquiera”, cuenta Sebastián Orresta, quien salía de Lanús para ganarse minutos en el TNA: “Fue una gran alegría tener tanto protagonismo, siempre estuvimos bien en la tabla y crecimos como equipo a lo largo del torneo”.

El tercer capítulo fue para Estudiantes por 67 a 58 en el Gigante Verde, escenario también del 73 a 66 del cuarto duelo. Clima impresionante, gente en cada recoveco del estadio. Y sí, había quinto.  “Sabíamos que si manteníamos el trabajo que habíamos hecho en Corrientes podíamos ganar. En casa fuimos contundentes a pesar de que los dos equipos trabajaban mucho cada partido. Nosotros hicimos a lo largo de la serie zona 2-3, triángulo, y ellos también cambiaban. Pero ganamos porque Hernán impuso su idea. Si no hubiésemos estado fuertes no hubiéramos podido ganar, porque lo de San Martín fue brillante ese año. Sabíamos que teníamos que estar al máximo de nuestras posibilidades y creer en lo que planificaba Hernán, que salió perfecto”, explica Gamboa.

Iglesias, Carnovale, Pato Rodríguez, Isola, Santiago González, Oprandi, Gordon James eran algunos de los nombres del elenco correntino, que llegó a ese quinto juego con una cuota mayor de presión sobre su espalda, pero que supo asumir aún en un trámite que ya resultaba un incordio por el planteo al que lo sometía Estudiantes.

Se jugó el 14 de mayo de 2013. Fue con cancha repleta y paridad en el juego, con leve supremacía local en el primer tiempo, bien en ambos costados y conteniendo a Roberts. “En un momento nos sacaron una diferencia, pero cerramos un par de puntos abajo ese primer tiempo y ahí nació otra historia. En el cierre lo decidimos mejor”, rememora Orresta.

La paridad se adueñó de la segunda mitad, aunque ya con Lee (14 y 13 rebotes en el quinto) más activo por el lado de la visita y Gamboa (hizo 29) en una noche tremenda. Si bien la estadística del local mostró 19 de Patricio Rodríguez y 16 de Iván Basulado, el trabajo de Ramiro Iglesias y Agustín Carnovale fue vital para la remontada de un San Martín que llegó a estar al frente 74 a 71 a poco del final. Pero el destino y el juego ya habían elegido a Estudiantes para codearse con la gloria. Aparecieron primero Moya y luego Gamboa con una bomba para que los entrerrianos se pongan 76 a 74 arriba, y luego fue Roberts en que amplió desde la línea. El triple de Pato Rodríguez sólo alcanzó para decorar el resultado en 78 a 77. Después llegó el intento de festejo y algunas situaciones grotescas que felizmente cada vez son más aisladas en el básquet.

“Cuando terminó el partido y a pesar de los incidentes, estábamos supercontentos, felices, nos abrazábamos, llorábamos. Hacía más de 20 años que Concordia no estaba en la Liga, nos siguieron por pantalla gigante y fueron a festejar a la plaza. Pero cuando llegamos al hotel nos enteramos de que había fallecido Jou (José Luis Torres), el presidente del club en medio de los festejos. Se lo quería y respetaba mucho, por lo que el festejo fue más intimo. Con el tiempo, hubo una cena para homenajear a los campeones e incluso una visita al gobernador en Paraná. Esa final no la olvidaré nunca más”, se sincera Gamboa, y Seba Orresta refrenda: “Fue algo hermoso que vivimos. Logramos algo histórico para el club y la ciudad. Y fue una final estupenda que la gente va a recordar”.

Seguramente cualquier compulsa pondría a esta final entre las más apasionantes de las que se hayan vivido en el TNA. El que no duda es Hernán Laginestra cuando se le pregunta en qué puesto coloca este logro en su carrera deportiva. “La pongo en el primer lugar”, dice. En Concordia seguramente muchos piensan como él.

*David Ferrara fue productor periodístico de las transmisiones televisivas del Torneo Nacional de Ascenso durante diez años. Periodista del diario El Ciudadano de Rosario. Docente en Tea Rosario y en Ieserh Rosario. En Twitter @davidferrara35

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