Informes Especiales · 11 de Enero de 2017

Regatas

Javier Saiz, por Pipa Gutiérrez

Los jóvenes protagonistas de La Liga bajo la lupa analítica de Juan Pipa Gutiérrez. En la sexta entrega, te contamos cómo juega Javier Saiz.

La edición 2015/2016 de la Liga Nacional fue muy difícil para Regatas de Corrientes. Fiel a la costumbre del club de ser protagonistas, se armó un equipo muy fuerte, equilibrado, con apuestas fuertes de mercado doméstico y extranjero, que se sumaron a la columna vertebral histórica del club formada por Javier Martínez, Paolo Quinteros y Nicolás Casalánguida al mando de la embarcación.

Todo iba de acuerdo a lo planeado hasta que, poco después del receso de las fiestas, las complicaciones se fueron acumulando.

Se lesionó gravemente Martín Leiva, se perdió muchos partidos Paolo, los recambios extranjeros no funcionaban y el equipo entró en una dinámica de derrotas de la cual, y sólo aquellos que alguna vez la vivieron saben, es muy difícil salir.

El equipo sufrió durante cuatro meses hasta que, de a poquito, salió de la lucha por los puestos de descenso y se metió milagrosamente en puestos de playoffs, convirtiéndose en el rival que nadie quiere enfrentar, ese que no tiene nada que perder y que tiene la piel dura de haber aguantado muchos golpes.

La temporada terminó con un balance positivo para Regatas, y no es solo cuestión de sensaciones. Más allá de los resultados, de la barrida a Quimsa en la reclasificación y la despedida a lo grande del “paragua” Martínez, la explosión de Javier Saiz sumó mucho para que el fantasma mire con optimismo al futuro.

Este chico surgido de la inagotable cantera de Hindú de Córdoba tiene por delante una oportunidad de oro, porque un club Campeón de Liga Nacional confía en su crecimiento. La transición al profesionalismo se trata de eso, de aprovechar oportunidades, de dar pasos firmes y de llamar la atención de manera correcta.

Javier es enorme, llama la atención el largo de sus brazos, la fortaleza y velocidad de sus piernas, y la ductilidad con la que se mueve. Arrancó jugando el Torneo Federal para Hindú, donde promedió 11 puntos y 7 rebotes aunque es un torneo realmente incómodo para un jugador de sus características.

Nico Casalánguida lo iba siguiendo después de haberlo dirigido en el mundial U19 de República Checa y en agosto de 2014 lo sumó como ficha U23 al conjunto de la ribera. Su impacto en la Liga de Desarrollo fue notable, y le generó minutos de calidad en el primer equipo, donde aprovechó todas las oportunidades que tuvo.

No sólo tiene el tamaño de un pivot, tiene algunos movimientos naturales de la posición, y no pienso en su juego de poste, que seguro trabaja para agregar a su bagaje técnico. Me refiero a como define sin bajar la pelota cuando recibe una descarga, sus continuaciones a los bloqueos directos son excelentes. En defensa es muy completo, capaz de defender en el piso con rápidos movimientos laterales y en el aire con mucho timing y brazos largos.

Pero Javier, en realidad, es un ala pivot. Un cuatro de 2,07m de altura, algo poco habitual por estos lares y que, al menos de entrada, le puede llegar a abrir la puerta de cosas más grandes. Depende de él, de su trabajo diario y de sus decisiones. Alegra mucho enterarse, por sus compañeros, que trabaja con la disciplina de un serbio. Seguramente irá perfeccionando los porcentajes de tiro externo, para que sus continuaciones abiertas o juego sin balón se convierten en peligrosas y luego letales.

Lo mejor es que tiene mucho margen de mejora, mucho por crecer y tendrá un mundo de posibilidades para disfrutar y aprovechar, como la convocatoria para la previa de Rio 2016 junto a algunos de los mejores jugadores que salieron de esta tierra. Eso es sólo el principio, nadie sabe dónde es el final.

Por Juan Gutiérrez. Integrante de la Generación Dorada, medalla de Bronce en los JJOO de 2008, ex jugador de La Liga y la ACB de España. En Twitter @PipaGutierrez, en Instagram: PipaGutierrez4.

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