Informes Especiales · 06 de Diciembre de 2016

LNB

Juan Pablo Vaulet, por Pipa Gutiérrez

Los jóvenes protagonistas de La Liga bajo la lupa analítica de Juan Pipa Gutiérrez. En la primera entrega, te contamos cómo juega Juan Pablo Vaulet.

Dicen que no hay que tuitear “en caliente”, pero a veces es inevitable. Hace poco, siguiendo un partido de Bahía Basket y conectado a la red social (qué raro), se me ocurrió expresar que son un equipo perfecto. Un grupo de jóvenes perfectos, acompañados de extranjeros perfectos, mentados por un veterano perfecto, dirigidos por un cuerpo técnico perfecto y al servicio de un proyecto perfecto. La perfección no existe, pero tuiteando con la admiración a flor de piel se me fue la mano.

Debimos verlo venir, pero eso es para poca gente. Para la que no cae en la facilidad del corto plazo ni del diario del lunes. Ellos nos dieron muchas señales. Su presidente jugaba como una computadora, su entrenador jugaba como si tuviera el traje y la tablita en la mano, Pancho y Puma hacían historia en la ACB, los chicos se pasearon en la Liga de Desarrollo, uno de ellos fue seleccionado en el Draft de la NBA…

Y ahora funcionan con una solidez espectacular. Las muestras de hombría se suceden mientras, como diría Marcelo Bielsa, tragan veneno por las derrotas propias de un equipo inexperto que se prepara para, algún día, dar estocadas mortales, pero que no puede evitar ser preso de la ilusión que genera a propios y extraños.

La fluidez de su juego se apoya en la versatilidad y altruismo de los ejecutantes. A pesar de haber estado en la mira de todo el básquet argentino (y mundial) hace poco más de un año, Juan Pablo contribuye a que ese engranaje no se detenga. Cuentan sus compañeros que maneja niveles de ansiedad casi patológicos, pero en la cancha no se nota, espera paciente, lee el juego y se mueve excelente sin la pelota. Es habitual verlo acompañando las penetraciones y esperando descargas. La línea de fondo es su hábitat, pero cuando los bases rompen por ahí, Vaulet busca el eje y profundidad de la pintura.

Ahora, cuando tiene la pelota, agarrate. Ese biotipo balcánico, que acumula energía en nuestro básquet de mínimos espacios, explota en cancha abierta. Se juega el físico en todos los contraataques tratando de volcarla. Tiene mucha fuerza para aguantar choques y finalizar cerca del aro. Su salto vertical a 2 piernas sin carrera es muy potente y útil. Corre todas las veces, aunque no haya chances de recibir, algo que seguro aprendió entrenando con Luis Scola, que despliega la melena en todas y cada una de las transiciones.

Tiene juego de poste, basado en una habitual ventaja de tamaño en su puesto, puede tirar de 4/5 metros tras pique con buena estabilidad. Rebotea como un interno. El potencial de este chico es tremendo. Por eso me alegra muchísimo enterarme de que ama con fuerza lo que hace y que trabaja incansablemente. Tuvo que superar lesiones complicadas, su dureza mental en la etapa de crecimiento es notable, seguro en el futuro será una ventaja que tenga sobre el resto. Si logra mejorar sus porcentajes de tiros abiertos será protagonista en cualquier liga de cualquier país del mundo, de la misma manera que lo es acá, en nuestra Liga Nacional, con tan solo 20 años.

Por Juan Pipa Gutiérrez. Integrante de la Generación Dorada, medalla de Bronce en los JJOO de 2008, ex jugador de La Liga y la ACB de España. En Twitter @PipaGutierrez, en Instagram PipaGutierrez4.

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