En la provincia de La Rioja, el básquet femenino crece a pasos agigantados. Y es que esa semilla, que se sembró hace unos años, cultivada, cuidada y regada cada día con el amor, el compromiso y la fuerza de jugadoras, profesores y dirigentes, quienes dedican su tiempo y esfuerzo por verla crecer sin límites, se ha convertido en un frondoso árbol cuyos frutos son cada vez más abundantes. Pilar Barros Reyes, una joven deportista riojana que debutó recientemente en La Liga Femenina con tan solo 16 años, es un claro ejemplo de aquello.

 

La historia de Pilar es de esas que genera felicidad en cada persona que la cuenta porque es el producto de la suma de muchas luchas deportivas y sociales ganadas. Y hoy, ella y las miles de niñas y adolescentes que aman practicar este deporte, pueden soñar con picar la naranja con más posibilidades y oportunidades. 

 

 

Nacida en la ciudad capital de La Rioja, el 23 de enero de 2007, Pili es parte de una familia que siempre estuvo ligada al deporte. Su mamá, Lorena, quien además de ser madre de cuatro hijos también es docente, reveló que junto a su hermano practican básquet desde pequeños. Pilar se relacionó con la pelota desde chica y a sus 11 años, también decidió emprender su propio camino dentro del parquet. "Pili va a la cancha desde que tiene meses, siempre estuvo presente en los partidos que jugábamos su tío y yo", sostuvo Lorena, quien contó que lo más difícil del proceso de acompañar a su hija fue batallar con las frustraciones que vive todo jugador a lo largo de su formación. 

 

Antes de vestir la camiseta del Eterno, Pilar empezó su carrera en el Club Güemes, con "el profe Miguel" a quien recuerda con mucho cariño. A sus 13 años, a raíz de que no había más categorías femeninas en Güemes, empezó a tomar clases en Independiente, donde tuvo su primer contacto con Carlos Ortíz, hoy director técnico de Las Eternas. Un año más tarde continuó su camino en el Club Facundo, allí transitó por las diferentes categorías formativas y adquirió mucha experiencia en los diversos torneos en los que participaba con los colores caudillos. 

 

La sólida preparación que recibió en las diferentes instituciones provinciales y sus buenas aptitudes para el juego le permitieron llegar a las instalaciones de Riachuelo para empezar a ser parte del equipo femenino de primera y vivir la grata experiencia de debutar en la liga nacional. "Al debut lo viví con nervios, pero a medida que pasaron los minutos me empecé a  sentir cada vez más cómoda con mis compañeras y me gustó", recordó Pilar. 

 

 

Aquella primera aparición de Pilar en el encuentro ante Montmartre (debut temporada 2023/24) fue un gran logro que también celebró toda su familia. "Para mí fue algo muy lindo y emocionante; hoy tengo 38 años y mi máximo paso fue estar en la selección riojana a los 18; entonces ver a mi hija en el nivel nacional a su edad, es una felicidad total. Superó todas las expectativas, estamos felices apoyándola todos los días y  recordándole que viva su proceso con calma y sobre todo, disfrutando", dijo su mamá, Lorena.

 

Tal como sostuvo Carlos Ortíz, Pilar es "un proyecto a largo plazo que sabe aprovechar y llevar adelante los minutos que tiene en cancha y se va integrando al equipo de la mejor manera". Esta joven adolescente, a la que aún le cuesta creer que juega con chicas a las cuales siempre vió a través de redes sociales y televisión, con los pies en la tierra y mucha sabiduría se anima, un poco tímida porque reconoce que todavía tiene mucho camino por recorrer, a dar un mensaje a las más pequeñas: "Lo más importante es que disfruten, que sean constantes y que sigan entrenando porque es un deporte hermoso". 

 

Pilar, con el horizonte de crecimiento inmenso que tiene por delante, es otro gran fruto del trabajo, la pasión y la dedicación de todas y todos aquellos que no se rinden ante las adversidades y siguen apostando por el deporte femenino riojano que hoy vive un gran presente y tiene un futuro enorme por seguir conquistando. 

 

Informe: Prensa Riachuelo.