Informes Especiales · 20 de Abril de 2020

Racing

Alejo Barrales, la evolución del líder de Racing

Sin lugar a dudas que el base de Chivilcoy ha dado un salto enorme de calidad entre la temporada pasada y la actual. Mejoró desde las estadísticas, pero saliendo de los fríos números también hizo un clic, más suelto en la cancha, con mayores responsabilidades y con cambios en su rutina que le permitieron estar en un rendimiento top.

Por Lucas Leiva

En lo que va de esta temporada 2019/20, Alejo Barrales es uno de los jugadores que más ha evolucionado de un año a otro. El base de Racing de Chivilcoy ha demostrado una enorme capacidad de crecimiento, asimila cada vez más la Liga Argentina y la experiencia que posee junto con su inteligencia para desarrollarse más y más, lo convierten en uno de los rendimientos top del presente curso.

El capitán de la Academia es líder en varios rubros dentro de la temporada. Maduró y esto sin dudas se ve reflejado, desde lo que transmite en cancha porque hoy es el encargado de guiar a los más jóvenes del equipo (siendo aún un jugador joven porque tiene 29 años) como así también desde las estadísticas, que claramente muestran la vuelta de rosca que hizo.

Podríamos decir que es el típico armador, creador de opciones, pasador, con una visión de juego prodigiosa. Pero el Mago es todo eso y más, porque también es uno de los máximos referentes del equipo en cuanto a goleo, sin olvidar que es el jugador ícono del proyecto que lleva adelante Racing.

Alejo es el actual referente de la Liga Argentina en cuanto a asistencias y robos se refiere. Promedia 7,8 asistencias y por lejos es el mejor en su rubro, además de contabilizar 2,0 recuperos por noche, protagonizando también en este apartado. Además, lleva 10,8 puntos y 2,6 rebotes para una valoración de 18,8 en poco más de 32 minutos por partido.

"No soy alguien que está mirando los números, no le doy mucha bola, pero está bueno de vez en cuando ir viendo que el progreso que uno siente en general también se traslada en esto", advierte Barrales.

Se acomodó a la categoría de una temporada a la otra y los números están a la vista. Lleva 225 asistencias en total en los 29 partidos que jugó al momento, y si esto lo trasladamos a que el año pasado consiguió 252 en 44 presentaciones. Claramente su media es muchísimo más alta (7,8 esta temporada y 5,7 en la pasada 2018/19). Hoy es el 1° de la tabla en asistencias, y el año pasado fue 5°.

En robos también se destaca: lleva 58 robos en total en esta 2019/20 dentro de los 29 partidos disputados, mientras que el año pasado completó 64 en 44 encuentros (2,0 robos al presente, comparado con 1,5 en la 18/19).

Sus números generales cambiaron, porque el año pasado promediaba 9,7 puntos y eso llevado al día de hoy con sus 10,8 también hablan de una evolución completa. No estamos ante un jugador que haya resignado funciones para explotar aspectos puntuales, sino que estamos ante un chico que consiguió cambiar el chip, subió la vara y hoy es tremendamente desequilibrante.

¿Si hay una comparación en cuanto a minutos? Sí, en la 2018/19 promedió 29,7 minutos mientras que en el curso de esta 2019/20 elevó su media a 32,4. La diferencia es mínima, pero más allá de los números y las estadísticas, está claro que hubo un clic en la carrera del jugador, que el propio Alejo se encarga de relatarlo al ser consultado por los motivos que lo llevaron a este enriquecedor presente.

"Principalmente me pone muy contento el presente del equipo, que venía siendo muy bueno antes del parate y estábamos por porcentaje de triunfos metiéndonos entre los primeros 4, algo que era un objetivo que nos habíamos puesto. En lo individual, en el momento personal que estoy pasando, también me deja contento sentirme cómo lo venía haciendo", explica el base.

"Desde un primer momento que arrancó el armado del equipo, tanto Diego (D'Ambrosio, el entrenador) como los dirigentes me hicieron sentir que iba a ser el dueño del equipo por decirlo de alguna manera, que tenía que guiar a los chicos porque este iba a ser un proyecto de jugadores jóvenes, de chicos que quisieran venir a demostrar, que recién estaban haciendo sus primeros pasos. La verdad es que ningún momento me pesó eso, lo tomé con la responsabilidad que tomo cada temporada y quizá un poco más. Me motivó muchísimo y creo que eso fue un factor fundamental", desmenuza Barrales.

Como decíamos, su evolución es notoria y los motivos se deben a la cabeza con la que se tomó esta temporada. Las responsabilidades que adquirió dentro del sistema de juego las podemos notar muchos de los que seguimos la temporada del base de Chivilcoy, sin embargo también hubo un cambio desde lo físico y desde la nutrición, pequeños ajustes que le permitieron a Alejo llevarlo a este salto de calidad.

"Antes de arrancar la pretemporada con el equipo hice un trabajo de dos meses con el profe Mariano D'Angelo en su gimnasio, algo que creo que fue fundamental porque llegué a la pretemporada ya con ritmo. No me costó hacerla. Y aparte de eso yo le doy un valor fundamental al clic que me hizo la cabeza. Quizá la temporada pasada había tenido buenos números y el equipo anduvo bien más allá de que se cayó en los playoffs contra Atenas, pero yo sabía que tenía que agregarle algo más a mi juego por más que haya tenido una temporada aceptable".

"Entonces, además de ese trabajo físico empecé con una nutricionista. Bajé 4 kilos de lo que es grasa y lo transformé en masa muscular. Más allá de que tenía una dieta balanceada me empecé a cuidar muchísimo más, en pequeñas cosas, en detalles que iban haciendo que yo me vaya sintiendo cada vez mejor", agrega el armador.

Todo esto se tradujo en una temporada de altísimo rendimiento, la misma que explicábamos en números pero que también se transmite desde las sensaciones, desde las respuestas físicas que fue arrojando su cuerpo en esa mutación que tuvo desde la preparación previa pero también desde los hábitos que sumó en esta 2019/20.

"Lo hablaba con Mariano en esta temporada y me sorprendía, porque venía teniendo un promedio de cerca de los 35 minutos y terminaba los partidos pudiendo seguir jugando, y a una intensidad alta donde por ahí presionaba en muchas partes del partido o mismo en ataque la pelota pasaba mucho por mí y tomaba muchas decisiones al tomar este compromiso de líder que me decís. La verdad es que me sentía cada vez mejor, me sentía bárbaro".

"Terminé jugando estos últimos partidos antes del parate sintiéndome cómodo, sentía que estoy en la mejor etapa de mi carrera. Sea larga o corta esta etapa la verdad es que me siento muy bien. Con 29 años me siento muy maduro, capaz de llevar a un equipo adelante, y por suerte se me estaban dando las cosas. Obviamente que cuando ganás es todo mucho más fácil, pero como decís, los números individuales también son buenos. Aparte de la maduración mental, físicamente estoy más arriba y la verdad es que lo siento muchísimo".

"Quizá al ser base se nota un poco más, porque la temporada pasada en los minutos finales de algunos partidos se me pasaban cosas por la cabeza para hacer dentro de la cancha pero quizá por cansancio, falta de oxígeno y rapidez en las piernas no lo pude lograr, y esta temporada me pasó totalmente distinto, cada cosa que quería hacer la podía ejecutar, me notaba mucho más rápido, ágil, con muchos más reflejos y creo que eso fue factor principal dentro de mi juego en esa evolución de juego", concluye Barrales.

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