Liga Argentina · 01 de October de 2019

Echagüe

El ejemplo de Carnovale y el estudio: “Dejé una mochila de 15 años”

Agustín Carnovale cumplió un pendiente que tenía desde los 18 años: hace unos meses, el jugador de 33 años finalmente terminó de rendir las materias adeudadas del secundario y se recibió. Su historia y un mensaje claro: "Todas las cosas hay que hacerlas a su debido tiempo".

Por Lucas Leiva

La formación académica sin dudas es una de las herramientas más valiosas para la vida de una persona. La educación tiene que ver con la preparación intelectual, ayuda a desarrollarse y mantiene a las personas preparadas, informadas y enriquece en todo sentido. Uno siempre está aprendiendo y cultivándose, a veces hay algunas situaciones o cuestiones que nos alejan un poco de ese eje, pero sin dudas que el estudio resulta ser un camino de crecimiento constante.

Particularmente, Agustín Carnovale es un ejemplo claro de que el deporte y el estudio son cosas que deben ir de la mano, más allá de que lleve algún tiempo unir estas cuestiones después de haberlas separado. No solamente desde lo deportivo se generó un cambio en su vida y la de su familia, sino también desde el lado personal, donde su cabeza dejó atrás una sensación de carga que tuvo que acarrear durante prácticamente 15 años. El jugador de 33 años no solo está atravesando un proceso de adaptación en su cambio de club, sino que además, entre otra de las partes lindas e interesantes que le regaló la vida, se reencontró con el estudio, cerró una etapa pasada y ahora busca más.

Tomó cierto tiempo, entre cierta resignación y timidez que impidieron que lo hiciese antes, pero Agustín logró finalizar el nivel secundario este año en un bachillerato libre de la ciudad de Resistencia, cuando todavía militaba en Villa San Martín (cursó este último tramo de estudios en el Bachillerato Libre de Adultos Nº 1, Juana de Ibarbourou). Rindió varias materias que tenía pendiente de joven, cuando dejó su Rosario natal para irse a jugar al básquet y dejó algunas asignaturas sin aprobar. Después de algunas oportunidades que tuvo para completar sus estudios, y con el apoyo incondicional de su familia (su esposa Paula y su hija Uma como grandes sustentos emocionales) finalmente durante la pasada temporada 2018/19 terminó por recibirse.

En el medio, durante ese proceso, nada fue sencillo ni mucho menos. De la escuela al club para entrenar o jugar; hasta pidiendo permisos y avisando que llegaba tarde a algunas prácticas para darle la prioridad requerida a su cursada; viajes y giras con el equipo donde su bolso no solo cargaba su indumentaria deportiva sino también cuadernos y libros... hay todo un sacrificio detrás de ello, pero la recompensa es altamente satisfactoria.

Carnovale volverá a defender los colores de Echagüe de Paraná para la próxima temporada de la Liga Argentina. La ciudad está muy ligada a su vida ya que allí no solamente se inició como jugador profesional (debutó en la 2005/06 del ex TNA jugando para Sionista), sino que además la familia de su esposa es originaria de la capital entrerriana. Y como decíamos, la vuelta a Echagüe se da después de cuatro temporadas, recordando que el escolta militó en el club entre 2014 y 2016, habiendo disputado dos campañas con el equipo.

Hoy el rosarino deja su hogar de los últimos tres años como lo fue Resistencia, un lugar donde, como él mismo lo relata, había "echado raíces". Los giros que da la vida del deportista hicieron que Carnovale tuviese que dejar su hogar en Chaco para emprender una nueva experiencia en otra ciudad muy querida como Paraná, en un club que le ha dejado grandísimos recuerdos que hoy rememora y sueña con volver a repetir.

La Liga Argentina arroja una sinfín de historias interesantes para contar, desarrollar y reflexionar. Aquellas que pueden dejar un mensaje o una huella, una enseñanza. En Carnovale sin dudas deja un ejemplo a seguir, en esta frase que el mismo jugador explica cuando relata "todas las cosas hay que hacerlas a su debido tiempo". Por eso, en la siguiente charla, Carnovale no solo habló de sus cambios a nivel deportivo y personal sino también de la importancia que tiene el estudio en la vida del deportista, en siempre caminar hacia el frente y con un semblante de sentirse cada día un poco más realizado. Una historia de superación y de que nunca se deben bajar los brazos.

- Te fuiste de Resistencia después de tres años, habiendo sido capitán de Villa San Martín hasta la temporada pasada y con un huella que creo que quedó muy bien marcada desde lo que cosechaste allí.
- Sin dudas, son emociones encontradas. Por un lado haber dejado Resistencia después de 3 años y por otro lado volver a Paraná. Arrancando por Resistencia lo primero que se me viene a la cabeza es que dejé una mochila de 15 años de la escuela. Esto de terminar el secundario no fue fácil. Como te digo, tenía encima una mochila de 15 años, uno empieza a hacerse más grande y empieza a pesar más, y la verdad es que tuve amigos, mi familia que me dieron el empujoncito para poder terminarlo y es algo que voy a tener marcado de mi estadía en Resistencia. Eso por un lado, porque también está el cariño de la gente, no solo la gente del club sino también la gente de la ciudad. Estuvimos muy cómodos tanto yo como mi familia, pudimos lograr amistades, tener un grupo de amigos que lo elegimos como familia, y que todas son cosas que van a quedar en Resistencia y va a haber una especie de huella. Por eso por ahí me angustia un poco o me hace sentir algo nostálgico, porque habíamos echado raíces. No es fácil ser jugador profesional y en este caso poder socializar, y que la gente te muestre cariño constantemente. Se va a extrañar, pero también por otro lado sabemos que es parte de nuestro trabajo. Estoy muy agradecido de la gente que nos brindó mucho cariño constantemente, a los chicos del club, de las divisiones inferiores donde siempre me trataron con respeto, me hicieron sentir un referente dentro y fuera de las canchas, con los mismos padres inclusive... la verdad es que esas son cosas que a uno lo llenan de orgullo y satisfacción, porque por ahí nosotros como jugadores, o por lo menos en mi caso, es lo que pretendemos cada que vamos a un club: dejar una huella, una marca, y en este caso me voy muy contento por todo lo que me decía la gente.

- Ahora continuás todo esto en Paraná, una ciudad que te resulta muy familiar.
- Y también son emociones encontradas esto de volver a Paraná. Prácticamente es mi segunda casa. Acá tengo parte de mi familia que son mis suegros, mi cuñada, tengo muchas amistades, amigos que los conozco de los 18-19 años y dentro de una ciudad muy linda. Con mi señora y mi hija decimos que va a ser la ciudad donde nos queremos radicar. Así que estoy muy contento por ese lado, feliz de estar acá y también sintiendo a mucha gente brindándome su cariño ya desde arranque, y eso lleva a que uno tenga muchas ganas de arrancar lo antes posible la temporada, por supuesto.

- ¿Qué te significa la vuelta a Echagüe?
- Lo primero que se vino cuando mi agente me comentó que estaba en negociaciones fueron las fotos que tengo del recuerdo que tengo de haber estado en finales de conferencia, con la cancha llena, la barra alentándonos... también muchas familias, con sus hijos... esas cosas son imborrables. Tengo hermosos recuerdos de acá y fue lo primero que se me vino a la cabeza. También recuerdo los hinchas viajando, yendo de visitante, muy lindos recuerdos que para un jugador ese tipo de cosas son las que lo motivan muchísimo más. Después... ¿Qué te puedo decir de Echagüe que no sepamos?... un club familiero, con todas las disciplinas, y entonces uno puede trabajar tranquilo. De hecho yo llegué hace unas semanas, todavía no arrancamos la pretemporada pero yo ya comencé a hacer pileta, gimnasio, los profes a los deportistas le dan muchísima importancia entonces se brindan para que uno pueda trabajar de la mejor manera. La misma gente del club que te reconoce también, me recibieron muy bien. Echagüe es un club con mucha historia, un referente de la Liga Nacional. Da mucho gusto poder representarlo. No solo la ciudad misma sabe lo que representa sino toda la Liga. Estoy muy feliz y contento de volver a ponerme la camiseta de Echagüe y poder defenderla para esta temporada que se viene.

- Como decís, el club es parte de la rica historia de la Liga Nacional y eso tiene una connotación extra a la hora de encarar una temporada. ¿Qué expectativas tenés?
- Estoy con muchas ganas de ponerme la camiseta ya, defenderla y hacer una gran temporada, de poder dar pelea hasta el final y llegar a lo más alto posible. Hay que cumplir lo que pida el entrenador. Deseo que le podamos dar muchas alegrías a la gente, y en ese sentido también pedirles que nos acompañen y apoyen, porque a nosotros como jugadores nos hace muy bien el aliento de ellos. Creo que hay muy buen material y muy buenos nombres. Lo ideal sería arrancar y ponernos objetivos, hacer una muy buena pretemporada y empezar de a poco, encontrar una buena química, empezar a entendernos, a entender lo que nos proponga el entrenador. Como siempre digo, uno viene a una institución con mucha historia, esta es una camiseta que hay que defenderla y hay que hacer las cosas bien para dejar a Echagüe lo más arriba posible. Creo que todos los jugadores que estamos hoy somos conscientes de eso así que las expectativas van a ser altas. Hay que asumir la responsabilidad, que desde el arranque podamos agarrar una buena química y que este año le podamos dar alegría y felicidad a toda la gente de Echagüe que se lo merece.

- Cuando comenzamos a charlar ya me adelantaste un poco lo del estudio, algo que en mi opinión personal sin dudas debe ir de la mano con la vida de cualquier persona, deportista o no. Contame un poco cómo empezó esa deuda que tenías desde lo escolar.
- Cuando terminé la escuela a los 18 años y enseguida me fui a Sionista, y me quedaron materias pendientes pero nunca les había dado importancia. Yo quería ser jugador profesional y no veía la necesidad o lo que iba a significar en un futuro tener el secundario completo. Mis viejos por supuesto constantemente me decían que rinda, en un momento habían hablado con los de club cuando estaba en ese entonces en Sionista, que necesitaba ir a Rosario a rendir las materias sino me iba a volver (sonríe). La verdad es que tuve bastantes cortocircuitos, más que nada con mis viejos que me obligaban siempre. Ahí también en el club me ayudaban y me querían aconsejar de lo que era tener el secundario completo. Pero sinceramente pensaba que era esforzarme mucho porque sentía que sino no llegaba, esto de ser jugador profesional, creía que si no estaba todo el día con la pelota y metido en el básquet parecía que no iba a llegar, entonces no me podía hacer ese lugar, no podía ver a futuro lo que iba a significar y lo que me iba a repercutir no tener el secundario.

- ¿Cómo fue todo eso? Porque me imagino que tu círculo mismo habrá intentado convencerte de que lo termines.
- Sí, obviamente. Fue una pelea constante, una rebeldía que también era con mis viejos que siempre me habían dicho que no querían que me lleve materias y demás. Creo que uno lo hace también por rebeldía. Pero bueno, después se empieza a cargar esta mochila que te digo. Los años van pasando, uno se empieza a poner más grande, ya por ahí empieza a abrir su cabeza y ver otras cosas.

- ¿Cuándo caíste en la realidad y en darle verdadera importancia?
- Lo primero que me llamó la atención y fue como una alarma fue cuando tenía que completar formularios o cosas así. Tenían esa parte donde tenés que marcar por sí o por no "secundario completo"... y yo por dentro decía "sí, lo tengo completo porque terminé de cursar el quinto año pero me quedaron materias"... entonces eso me empezó a sonar como alarma. Yo ya estaba con mi señora y siempre hablábamos y debatíamos el tema de la escuela. Después nació mi hija, eso también me empezó a movilizar un poco. En su momento, cuando la gordita arranca el jardín, se me ocurrió hacerlo a través de internet, entonces averigué, me interioricé pero sinceramente lo seguía viendo como muy pesado, porque también era esto de estar pendiente, pensando en "tengo que ser jugador profesional" y sentía erróneamente que no podía mirar a otro lado, sentía que era una distracción para ser jugador profesional. Era una apreciación personal, lo que me pasaba a mí. Entonces cuando parecía que lo iba a arrancar terminé dejándolo... de eso hará 4-5 años atrás.

- ¿Y entonces?
- Me iba poniendo más grande, empezaba a ver más a futuro y a pensar en qué voy a hacer cuando el físico no me dé más para jugar profesionalmente. Soy un apasionado por el deporte y te digo que hasta que el físico no me dé no pienso salir de una cancha de básquet, porque me encanta, es una pasión que la llevo de chico y soy fanático; me gusta verlo, jugarlo, prepararme. Volviendo a ese clic, ahora en este último tiempo en Resistencia que pude estar más tranqui, donde los años también lo ayudan a uno a madurar más que nada mentalmente, me empezó a picar otra vez el bichito de la escuela. Y cuando la llevo a mi hija a la escuela que arrancó el primer grado me hizo un clic. Fue como si hubiesen tirado un mochilón de esos 15 años encima, todo ese peso en mi espalda. La verdad es que llevarla a mi hija a la escuela ese primer día fue una mezcla de emociones, de felicidad, llanto, empezaba ese ciclo escolar donde a uno le cuesta desprenderse y dejarla a la gordita. Y ver que ya estaba en primer grado fue algo maravilloso, pero lo que te digo, tenía esa mochila y me dije "¿Cómo puede ser que mi hija está empezando primer grado y yo no terminé la secundaria?". Y ahí hablé con mi señora, con mi grupo de amigos que nos hicimos en Resistencia; nosotros hicimos una verdadera familia en Resistencia y esa amistad es algo que no vamos a perder jamás, logrando algo increíble con ese grupo, porque fueron los que estuvieron siempre cuando las cosas no me salían en el club, en la escuela o donde fuese, ellos estaban siempre para sacarme una sonrisa y para hablar; estoy muy agradecido con ellos. Entonces lo hablé con mi señora y con ellos, y así fue como me empujaron a dar este pasito, a decir "dale que vos podés".

Sensaciones de esa experiencia

"Recuerdo de ir y estar súper pero súper nervioso, me transpiraban las manos. Fue una locura. Ir a averiguar, que quería terminar la secundaria. Y también lo que iba a significar para los dirigentes del club el hecho de ir a decirles que por ahí a la noche iba a llegar algo justo a los entrenamientos porque había decidido terminar la escuela y necesitaba ese permiso, sabiendo que otra de las cosas que estuvo bueno es que me lo hayan permitido. Así me inicié, fui a la escuela, averigué, tuve que pedir las materias que debía en Rosario y tomé la decisión de arrancar; gracias a mi grupo de amigos, a mi señora y a mi hija".

"La sensación de jugar al básquet y estudiar al mismo tiempo fue muy linda. En parte también me ayudó mucho desde el básquet, porque yo soy muy pasional y lo vivo a mil, entonces me sirvió el hecho de poder desconectarme un poco y sacarme un poco de la cabeza el trabajo diario. Por ahí perdés un partido y te bajoneas, o te pasan mil cosas por la cabeza, y el estudio, más allá de la importancia que tuvo en todo lo que te vengo contando, también me ayudó a desconectarme de eso, a concentrarme y estar metido en algo, en otra cosa, poniéndome objetivos. Por supuesto hubo muchos nervios y mucha ansiedad a la hora de ir a clases, y ni hablar a la hora de los exámenes... Fue casi un año entero yendo a clases y de ahí al club. Por ahí en algunos viajes, de las giras que hacíamos con el equipo la temporada pasada, me llevaba apuntes para seguir estudiando. Eso me sirvió también porque tal vez en las giras teníamos dos partidos y si perdíamos el primero enseguida me ponía a hacer lo de la escuela, repasando algo o haciendo apuntes, y me ayudó a despejarme en ese sentido".

- Si tuvieras que dejar un mensaje en base a tu experiencia y lo que pasaste, ¿cuál sería?
- Que todas las cosas hay que hacerlas a su debido tiempo... terminar la escuela cuando hay que terminarla, entonces uno de grande no tiene mochilas o presiones como me pasó a mí. Y también, en mi caso con el secundario, terminarlo por lo que significa tener el título. Después uno, cualquier cosa que quieras arrancar, incluso si querés hacer después el curso de entrenador, necesitás tener el secundario hecho. Es fundamental eso.

- ¿Qué es lo que sigue ahora? Vos mismo dejás en claro que ya tener este título hecho te abre las puertas a seguir formándote. ¿Una carrera?
- Y... ahora que tengo el título de secundario estoy mucho más tranquilo. Mi idea es hacer el ENEBA 1 porque en el futuro me sigo viendo junto al básquet como ahora, en una cancha, intentando transmitir todo lo que viví. Así que me imagino por ese rumbo. Pero como te decía, uno ya teniendo el secundario se puede inscribir en lo que uno quiera o anotarse dentro de l/a carrera que por ahí me llame la atención y me den ganas... lo podría hacer sí. Lo principal para mí hoy era sacarme esto, de finalmente tener este título secundario, y ahora, ya con todo esto hecho, tener la posibilidad de que en cualquier momento pueda arrancar con la carrera o algún curso como el de entrenador. Estoy en una etapa también donde me gusta priorizar el hoy y la temporada que viene, metiéndole fichas a lo que es mi alimentación porque uno ya está un poco más grande y hay que llevar mayores cuidados, por eso hago hincapié en cosas como esas. Por eso en la cabeza no tengo otra cosa más que esta temporada y dentro del estudio esto de querer hacer el ENEBA 1. No lo quito de mi cabeza, a futuro hacer algún otro curso y hasta alguna carrera. Ya el paso de terminar el secundario finalmente lo dimos, así que vamos a seguir avanzando por ese mismo camino.