Informes Especiales · 19 de Septiembre de 2019

LNB · TNA ·

#GeneracionDeLiga: La Liga Argentina es Mundial

La #GeneraciónDeLiga no solamente está nutrida de jugadores que pasaron por la elite sino que además hay varios jóvenes con un marcado protagonismo en el ascenso, en el ex TNA y la actual Liga Argentina. Conocelos.

Por Lucas Leiva

La #GeneraciónDeLiga que ha tenido recientemente participación en la reciente y última edición de la Copa Mundial FIBA de China 2019 junto con la Selección Argentina no solamente enmarca el crecimiento y despegue que tuvieron varios jóvenes producto de nuestra Liga Nacional para plasmarlos en una realidad hoy absoluta. Sino que, además, estos jugadores del presente y futuro argentino también tienen una connotación histórica con nuestra Liga Argentina, el segundo eslabón del básquet nacional, el ascenso y anteriormente conocido como TNA (Torneo Nacional de Ascenso).

Si hacemos un repaso a la historia, sin lugar a dudas podemos encontrar nombres de peso que hoy son parte de esta camada de la selección y que a su vez tienen un pasado atado a la Liga Argentina. La lista incluso tiene varios apellidos, como el de Nicolás Laprovittola, Luca Vildoza, Nicolás Brussino, Tayavek Gallizzi y Agustín Cáffaro.

Aunque varios comenzaron a dar sus primeros pasos en el básquet en sus clubes de orígen (Laprovittola en Deportivo Morón, Brussino en Everton Olimpia de Cañada de Gómez, Gallizzi en Macabi de Santa Fe y Cáffaro en Atlético San Jorge, con solo Vildoza arrancando en Quilmes donde después finalmente debutó en TNA y LNB), sin lugar a dudas el ascenso fue una parte fundamental en sus respectivos desarrollos, para luego pegar el salto a la Liga Nacional y en algunos casos emigrar al exterior para sostener su evolución. Son producto de nuestra Liga.

Nicolás Laprovittola es uno de los casos que para muchos conocedores de la historia del básquet argentino no sorprende, pero que sin dudas para algún ajeno a todo su currículum puede llamar la atención que haya tenido participación en el ex TNA. Nico jugó la temporada 2007/08 en esta categoría, siendo su primer año en Lanús, equipo donde comenzó su salto al profesionalismo, y consiguiendo en esa misma campaña el ascenso a la Liga Nacional.

Lapro se mantuvo un total de seis temporadas en Lanús, la primera en el ascenso y las cinco posteriores en la elite. En ese primer año con el Granate, Nico llegó para empezar a tener rodaje y experiencia, siendo muy joven (tenía 17 años), como base relevo, pero adquiriendo un rol fundamental con el paso de la temporada en aquel equipo que condujo al ascenso Álvaro Castiñeira (barrida por 3-0 ante Argentino de Junín en la definición). El oriundo de Morón promedió 4.0 puntos, 1.0 rebote, 1.0 asistencia, 0.9 robos y 15.3 minutos en 40 partidos. Aquel equipo tenía nombres como el de Julián Olmedo, Matías Cudós, Leandro Portillo, Wendell Gibson, Pablo Rizzo, Iván Najnudel, entre otros.

"En ese momento yo estaba dirigiendo las selecciones de Capital y Nico siempre formaba parte de esos equipos. Cuando su papá decidió que tenía que dar un salto de calidad, Nico jugaba en Morón, tenía muchas ofertas, y como el padre me conocía de los Argentinos y demás, decidió que vaya a Lanús a una situación de TNA, donde pudiese jugar y hacer un paso previo a jugar la Liga Nacional. Yo no sé si lo iba a mejorar como jugador (risas) pero sí está claro que lo iba a cuidar, entonces la decisión de ellos fue venir a Lanús", cuenta Castiñeira, reconocido entrenador que dirigió a Nico en esos primeros pasos y que hace unas semanas cerró su regreso al Grana para la próxima temporada en el Torneo Federal.

"En ese momento habíamos armado un equipo para salvarnos del descenso, y yo lo llevé a Nico para jugar porque ya estaba en condiciones de hacerlo. Siempre fue un muy buen jugador y con muchas posibilidades de crecimiento. Armamos un equipo donde venía detrás de Julián (Olmedo), él era un jugador de experiencia que podía ayudarlo a crecer, y entonces las cosas se dieron para que Nico estuviese en un lugar donde se sintiese cómodo y contenido. Además estuvo el plus de que ese equipo, que estaba armado para salvarse del descenso, terminó ascendiendo y con Nico teniendo un rol importante", recuerda el técnico.

¿Esperaba en ese momento que toda esta evolución y salto pudiese pasar en Nico? "La verdad que no. Objetivamente uno no piensa eso. Sí sabía que iba a ser un jugador de calidad y jerarquía. Después, las barreras que fue rompiendo, son una grata sorpresa. El jugar la Liga Nacional y dominarla, ir a Brasil y dominarla... donde Nico va siempre entra pidiendo permiso y termina dominando toda la situación. Me pone muy contento lo que está viviendo, es un chico que conozco desde los 13-14 años y que llegue a este nivel es extraordinario", reflexionó Castiñeira.

Otro de los casos con pasado en el ex TNA es el de Luca Vildoza, que siendo surgido de las inferiores de Quilmes en sus primeros años fue variando entre el ascenso y la Liga Nacional. Más allá de pertenecer al club desde antes, Luca tuvo minutos en la temporada 2012/13 del Cervecero jugando TNA, un año especial para los marplatenses ya que en ese entonces lograron el ascenso a la Liga.

En aquella 2012/13, donde Quilmes le gana el segundo ascenso a San Martín de Corrientes (jugó repechaje por el segundo boleto a la Liga Nacional, ganando 3-1 la serie), Luca comenzó como el base suplente pero su nivel fue tan importante que empezó a ganar más y más minutos dentro de la temporada. En el tramo final, y con los playoffs en su máxima expresión, tuvo que tomar la posta como titular y no defraudó. Vildoza promedió 8.0 puntos, 2.1 rebotes, 1.3 asistencias, 1.3 robos y 19.7 minutos en 38 encuentros. Aquel equipo tuvo, entre otros, jugadores destacados como Gregorio Eseverri, Maxi Maciel, Gastón Essengue, Maxi Ríos, Lucas Ortíz y Cristian Romero, bajo el mando de Leandro Ramella.

"Yo jugué con los dos, tanto con Luca como con Taya (Gallizzi). Ellos eran más chicos en el primer ascenso del 2011, no entrenaban con nosotros. Nosotros ascendemos en el 2011, al otro año Taya se va a jugar otra vez el TNA, Luca se quedó en Quilmes donde ahí debuta en la Liga y compartimos ese año también, descendemos, y en el tercer año mío acá en Quilmes volvemos a ascender. Luca ahí ya tuvo otro papel dentro del equipo, otra responsabilidades. Sobre el final de esa temporada, con la lesión del Tola Cadillac en el último playoff, Luca ya fue el base titular y se hizo cargo en ese momento tan dificilísimo del equipo. Le hizo frente a una situación muy difícil, con una carga de responsabilidad muy grande, atada a la ilusión que tenía él con el tema de ascender con Quilmes, con su equipo. No hay que olvidar que en ese entonces tenía 17 años", explica Eseverri recordando aquel tiempo compartido con Vildoza y particularmente ese año de ascenso.

"Siempre me sorprendió la frescura con la que Luca enfrentaba todo, y hoy en día viéndolo jugar me parece impresionante las mejoras en todo sentido que ha ido logrando, todo fruto de su trabajo diario", continúa relatando Goyo, que particularmente consumó su vuelta a Quilmes para la venidera 2019/20 de la Liga Argentina. "La intensidad con la que defiende, lo rápido que está en los desplazamientos, cómo ha mejorado su juego en la capacidad y la cantidad de lecturas que tiene... es tremendo lo que juega. Y tiene muy pocas malas decisiones, por lo general siempre termina decidiendo de una buena manera y llevando la pelota al jugador que la tiene que llevar, o si tiene que llevar la pelota él toma buenas decisiones dentro de ese esquema que se le proponga. Eso es lo que más me llamó la atención de todo este tiempo que lo vengo viendo desde que se fue de Quilmes. Inclusive estando en la Liga Nacional creo que esos cambios se iban viendo partido a partido. Tiene una gran capacidad de asimilar lo que hizo mal y trabajarlo para mejorarlo bien y que no le vuelva a pasar. Tanto Luca como Taya siempre pusieron mucho extra de ellos, para llegar donde están; se lo merecen extremadamente", en la admiración de Eseverri por el base marplatense y su desarrollo.

Y hablando de Tayavek Gallizzi, el santafesino fue otro de los jugadores con pasado en el TNA. El pivote tiene la particularidad de haber jugado un par de temporadas en el ascenso (3), repartiéndose entre Quilmes (2), aunque con marcada diferencia y protagonismo, y Unión Progresista de Villa Ángela (1). ¿El dato? En ese corto periodo consiguió ascensos tanto con el elenco marplatense como así también con el chaqueño.

Gallizzi pasó de tener un muy testimonial año en Quilmes durante la 2010/11 (apenas 7 partidos, con 1.0 puntos y 0.9 rebotes en 2.3 minutos), a tener una mayor exposición al siguiente año en Progresista, donde fue cedido a préstamo mientras el Cervecero jugaba Liga Nacional. Esa campaña, más allá de todavía ser muy joven, con el cuadro de Villa Ángela arrojó medias de 2.2 puntos, 1.2 rebotes y 5.9 minutos en 27 encuentros, consiguiendo el campeonato y un nuevo ascenso en la 2011/12.

Taya iba regresar a Quilmes, descendido al TNA, y en esa vuelta volvería a ganarse otro ascenso más, con una recordada serie ante San Martín de Corrientes (anotó 16 puntos en el primer partido de la llave decisiva y luego siguió teniendo un interesante desempeño). En esa temporada arrojó cifras mucho más interesantes, con 33 partidos y unos productivos registros de 2.8 puntos, 1.7 rebotes y 7.1 minutos. De ahí salto a la Liga Nacional y se fue afianzando en la categoría, no obstante sus años en el ascenso son muy bien recordados, por sus condiciones pero también por su calidad como persona, y Gonzalo Laphitzborde, quien fuera su compañero en Progresista, mantiene esa gran imagen del santafesino.

"Taya vino a Progresista en la temporada 2011/12 proveniente de Quilmes, era juvenil y habían venido 3 chicos de Quilmes. Al ser más uno de los más chicos y yo el más veterano, la verdad es que enseguida lo acogí. Pegamos una muy buena relación, es un pibe educado, respetuoso y también enseguida tuvo una muy buena relación con mis hijos así que vivimos una temporada muy apegada. En la parte deportiva era un animalito entrenando, unas condiciones atléticas terribles, le gustaba mucho entrenar e ir al gimnasio, ya lo veías con muchas ganas de proyectar en el básquet. Uno tiene muy buenos recuerdos de él, me gustaba mucho su forma de trabajar, entrenaba muy intenso por la corta edad que tenía, yo me quedé asombrado por eso que sin dudas es una de las grandes características que tiene", destaca Laphitzborde.

"A medida que fueron pasando los años, tener la relación que tenemos y ver la evolución que tuvo, la verdad es que me pone muy contento y creo que todavía no llegó a su techo. Creo que va a seguir mejorando todavía porque no se queda con lo que hizo hasta ahora. Estoy seguro que va a querer seguir creciendo e ir por más, seguir estando en la selección y seguir figurando a nivel nacional. Verlo en China cuando le pusieron la medalla plateada fue un orgullo, una satisfacción muy grande, lo vivimos muy feliz con mi familia, mis hijos tienen un gran recuerdo de Taya. Sin dudas que fue algo muy emocionante verlo con la medalla en el pecho y estar en la selección argentina, con el gran papel que hizo tanto él como todo el equipo. Fue muy grato verlo ahí", relata el escolta sobre Taya, emocionadamente feliz.

"Una anécdota que me quedó muy grabada de Taya, porque me quedó muy grabada la imagen de las caras de la gente, fue en un partido que tuvimos en Progre. Taya entró, lanzó un tirito abajo del aro, erró y el contrario sale al contragolpe... y no sé de dónde aparece él de atrás, el extranjero rival la iba a volcar y Taya le pone terrible tapón contra el tablero, que la imagen de la cara de la gente, asombrada con esa tapa, me quedó grabada. Había tirado un tiro en ataque y a los 2 segundos estaba tapando al extranjero contrario en el otro aro... ver esas expresiones de la gente, con las condiciones atléticas que ya demostraba Taya, era impresionante", recuerda quien en ese entonces era el capitán de Progre y quien sin dudas al día de hoy es uno de los grandes referentes del básquet chaqueño.

Otro de los casos que tuvo incidencia dentro del TNA es el de Nicolás Brussino. Nico dio sus primeros pasos en San Martín de Marcos Juarez, en las temporadas 2010/11 y 2011/12. Dentro de la categoría, el escolta ya mostraba cuotas muy interesantes propias de su proyección y Mariano Aguilar detectó ese talento para llevárselo y formarlo en el histórico club. Desde muy chico, el menor de los Brussino empezó a hacer ruido.

Llegó a la institución casi por decantación ya que previamente había fichado su hermano Juan, y a pesar de su joven edad arrojó números bastante interesantes: 2.2 puntos, 1.1 rebotes, 0.1 asistencias y 5.9 minutos durante su primer año; y unas ascendes cifras de 5.5 puntos, 3.3 rebotes, 0.7 asistencias y 15.7 minutos en la segunda temporada.

"Yo me había llevado a Juani Brussino, que en el verano a la tarde iba a tirar al aro conmigo y con mi hijo a Marcos Juarez, y le dije a los dirigentes que había que traerlo porque no había pibe como él. Y una vez que lo contrataron a Juani les dije 'ahora hay que contratar al hermano'... Nico tenía 15 años en ese entonces y ni abría la boca. Entonces nos llevamos a Nico, con 16 años y terminando la secundaria en Marcos Juarez. Ese no fue un trabajo mío, sino que fue en conjunto con Martín Guerreiro y Daniel Pasquali. Teníamos un montón de pibes y todos con desarollo", comienza a recordar el Tigre Aguilar, uno de los entrenadores de mayor prestigio dentro de la categoría y dueño de un proyecto inolvidable en San Martín de Marcos Juarez que trajo consigo a varias figuras del básquetbol nacional. Todo ese proceso fue una verdadera escuela de básquet que nutrió muchísimo a la Liga.

"Tengo varias anécdotas con Nico. La primera, es que en un living le dije al Flaco Brussino, al papá, 'damelo que tu hijo va a ser selección argentina'. Después, jugando un Provincial en Brinkmann, en cadetes, Nicolás entró en el primer tiempo y tuvo una serie de actitudes, como de sobrar al rival... y yo no lo soportaba... siguió sobrando y cuando fuimos al vestuario, una vez que salieron todos, lo agarré del cogote y le dije 'vos vas a ser NBA, y un NBA no sobra sino que aniquila al rival'... y entonces entró e hizo algo de 38 puntos él solo en el segundo tiempo. Nico medio que lloraba cuando uno lo retaba, pero tenía un carácter muy fuerte, muy agresivo, un monaguillo asesino, y además aprendió todos los movimientos de lectura de un base por verlo jugar a su hermano Juani desde chiquito. Otra anécdota... cuando ellos salían del secundario tenían una señora que les cocinaba, y a veces íbamos a cocinar nosotros con Martín Guerreiro y Dani Pasquali... yo les hacía unos tallarines que eran incomibles, todos pastosos, pero hasta que no terminaban el plato yo no les quitaba la miraba fija, tanto a Nico como a (Exequiel) Cassinelli, (Federico) Oggero, entre otros... y todos se lo comían, todo el plato, de prepo... y ahí yo recién levantaba la mesa", rememora Aguilar entre otras anécdotas brillantes.

Y hay más: "No recuerdo si era en cadetes o juveniles, pero estando en San Martín de Marcos Juárez le ganamos a Atenas de Córdoba y ya íbamos camino a las finales de los Provinciales. Nico la había descosido ese día, junto con ese grupo de pibes. Volvíamos en la combi y empezaron a tirar Coca-Cola, se pusieron a molestar... el chofer de la combi me miraba, yo iba en el asiento de adelante todo quieto y no decía nada. Llegamos como a la 1 de la mañana a Marcos Juárez, con todos los padres e hinchas esperando... pero yo bajé a todos los pibes y los hice entrenar a todos hasta las 2 de la mañana... suicidios y todos los ejercicios... los hice parir. Te podrás imaginar la cara de Nico, tenía más ganas de llorar y largar el básquet que de seguir".

Lo de Brussino tiene ciertas similitudes con lo vivido por Agustín Cáffaro, ya que al igual que el cañadense, el nacido en Piamonte también surgió del proyecto de San Martín de Marcos Juárez. Agustín debutó en el TNA en la 2011/12 (un año después de Nico) de la mano del Tigre Aguilar, y en ese bautismo arrojó medias de 3.0 puntos y 3.5 minutos en 2 partidos. De todas formas la trayectoria de Cáffaro lo ha depositado varias veces en el ascenso, con ciertos vaivenes quizá pero siempre buscando ese máximo de explosión que ya su interesante altura y sus condiciones vislumbraban que podía darse.

En la 2013/14, Agustín registró un testimonial paso por Instituto (apenas 0.3 puntos en 1.1 minuto, con 7 encuentros jugados), luego actuó en Sportsmen de Rosario (2014/15), saltó a la Liga Nacional primero con Quimsa (2015/16) y ahí regresó al TNA, nuevamente de la mano de Aguilar pero en Huracán de Trelew como ficha U21, donde coincidieron en un periodo del 2016, en un tramo de definiciones del torneo y cuando el entrenador llegó para tomar el mando del equipo. Habían pasado un par de temporadas y sin dudas el potencial de Cáffaro fue saliendo mucho más a la luz, y allí en Trelew, con números más destacados, arrojó 5.2 puntos, 2.5 rebotes y 12.4 minutos en 21 compromisos.

Y desde entonces la historia un poco más conocida: su salto a Boca donde estuvo dos temporadas y su mejora sustancial en la última 2018/19 de la Liga cuando llegó a Libertad de Sunchales. No obstante, el recuerdo de Aguilar sobre Cáffaro, que fue uno de los últimos grandes jugadores que pasó por su mano en aquella etapa en Marcos Juárez, se mantiene latente como si todo hubiese pasado ayer.

"A Cáffaro le decíamos Costeleta Voladora, porque era tirarle una costeleta y volaba porque era una cosa indescifrable cuando encaraba hacia el aro, no sabíamos lo que podía pasar. A Agustín lo fuimos a buscar con Luis Prats a Piamonte, un pueblito de 25 mil habitantes en Santa Fe. Y en una escena muy parecida a la película Blue Chips cuando van a buscar a Shaquille O'Neal, cuando abrió la puerta la mamá, una mujer flaca y alta, empezaron a salir todos altos... él, Francisco, Esteban... con rulos, flacos, encorvados... y lo llevamos con 17 años a San Martín donde empezó su aventura. Un chico muy atlético, generoso, chistoso, alegre, muy bien criado... y también le había dicho a los dirigentes que había que traer a los hermanos, pero después se acabó el proceso. Luego a Agustín lo llevé a Huracán de Trelew y nos dio una mano bárbara en semifinales. Ahí también le dije que iba a ser selección argentina y que iba a lograr todos sus sueños", relata el entrenador.

Y así como Aguilar tiene millones de anécdotas con Brussino, el tiempo con Cáffaro también dejó alguna apostilla cómica para destacar. "Fuimos a jugar a Argentino de Junín... no se podía jugar... y lo mandamos a la cancha. Vienen y nos dicen que no tenía el apellido atrás, entonce agarré una cinta y le puse 'Billy Cafaro'. Metió un doble y veías que el comentarista decía 'doble de Billy Cafaro'... la mamá me quería matar... no lo conocía nadie".

"Debo reconocer que tanto Agustín como Nicolás han tenido muy buenos entrenadores de formativas y que yo soy un tipo con mucha suerte. Solamente estuve en el momento y en el lugar indicado, luego ellos, los dos, tuvieron excelentes entrenadores ya de primer nivel. Verlos a ellos jugar hoy me da la misma sensación que sentía cuando lo veía a Hugo Sconochini. No soy nada objetivo, me da mucha emoción hablar de ellos, se te infla el corazón, te dan ganas de llorar... solamente quiero que les vaya bien y que sean los tipos más felices del mundo. En este caso uno es hincha de la selección argentina, y siempre quiere que les vaya bien a ellos, a la selección, a Sergio (Hernández) y a todos... a todo ese gran grupo de pibes. Que levanten todas las copas que quieran pero que sean los tipos más felices del mundo", sentencia Aguilar con ese último sentimiento tan encontrado en todos.

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