Informes Especiales · 17 de Septiembre de 2019

LNB

#GeneracionDeLiga: Cáffaro por Saborido

Agustín Cáffaro sin dudas ha sido una de las grandes y más gratas revelaciones de este último tiempo, en la selección argentina que viene de ser medalla de plata en China 2019 pero con su previa explosión y salto de calidad en la Liga Nacional. El análisis de Sebastián Saborido, quien fue su entrenador en Libertad y que además tiene la particular anécdota de haber sido el descubridor de Marcos Delía en Saladillo.

Una nueva generación de jugadores jóvenes y talentosos comenzó a escribir su propia historia. Una historia que está dando sus primeros pasos y que tiene un respaldo importante en lo que ha sido el desarrollo de cada uno de ellos, en el pasado o mismo en el presente, dentro de nuestra Liga Nacional. La medalla de plata obtenida en la reciente Copa del Mundo FIBA China 2019 seguramente será el primer capítulo de muchos para esta camada de la selección argentina, que desde el desarrollo de un torneo emocionante y con un desempeño más que destacado sigue dando que hablar.

Y Agustín Cáffaro es uno de esos nombres jóvenes que son parte del futuro promisorio tanto de la Liga Nacional como así también de la selección que viene de participar en China 2019. El joven santafesino de 24 años (nació el 2 de junio de 1995 en Piamonte) y una interesante altura de 2.11 metros, fue una de las grandes incursiones de este último tiempo dentro del combinado nacional. Cumplió el sueño mundialista durante estos últimos días, luego de ser una de las mayores y más gratas revelaciones de la Liga para catapultarse a la selección.

Previo a su paso por Libertad de Sunchales en la última temporada de la Liga, el joven interno incursionó en equipos como Club Atlético San Jorge (donde tuvo sus inicios hasta 2010), San Martín de Marcos Juárez (2011-2012), Instituto (2012-2014), Sportsmen de Rosario (2014-2015), Quimsa (2015), Huracán de Trelew (2016) y Boca (2016-2018). Su nivel y momento lo llevaron a fichar en el actual campeón defensor San Lorenzo, donde jugará desde la venidera 2019/20. No obstante, alguien que conoce bastante del trabajo y la explosión que ha tenido Caffaro actualmente es Sebastián Saborido, entrenador de los Tigres de Sunchales y uno de los grandes cómplices que ayudaron a que el joven jugador alcance su mejor versión basquetbolística.

"A Agus lo venía siguiendo desde los Provinciales de Santa Fe. Dirigí muchos años los seleccionados de mayores de Santa Fe, y la verdad es que lo vengo siguiendo desde hace rato. Sobre todo en la Liga Nacional, porque ha tenido alguna participación en el Federal jugando en Sportmen de Rosario, pero siempre que ha salido a la Liga siempre lo ha hecho como ficha U23. Y a veces es difícil en ese sentido el desarrollo de un chico que debe hacer ensayo/error en ciertos lugares. Entonces pasó que yo lo convoco para la selección de la provincia, él ya estaba en Boca donde no venía jugando mucho, y charlando un poco le cuento que lo quería para Libertad, que me parecía que ya estaba listo para jugar... Me lo había demostrado en el Argentino, sobre todo con las ganas que tenía y tiene, más allá de su calidad de juego. ¿Viste cuando ves a alguien que se quiere comer al mundo y sentís que ese tipo algo tiene? Bueno, por ese lado, además de que mide 2.11 metros y corre la cancha como un perimetral, eso no se puede no ver", comenzó explicando Saborido sobre cómo fijó su interés en el santafesino.

¿Y cómo hacerlo explotar? "Particularmente me pasó que cuando vi a Agus, junto con mi cuerpo técnico, era creer que había que correrlo de posición", continuó relatando el entrenador de Libertad. "Para mí no era un 5, tenía que ser un 4 de nivel internacional de 2.11 al cual había que aceitar, mejorar y permitirle el lanzamiento de tres puntos para que después sea un jugador mucho más completo. Las ganas las tenía, el atleticismo claramente lo tiene, juega a 30-40 centímetros del canasto, cuando cae vuelca el balón... quizá no tiene muchos recursos en el poste bajo, es cierto, pero puede mejorar eso porque es un chico que apenas tiene 23 años. Entonces corrimos a Agus de posición, ponerlo a jugar de frente al canasto, después ir a jugar de 4, desarrollarse y tener esa chance de tener otro aspecto de juego, porque él estaba muy limitado a jugar de centro y eso también le cortaba sus chances para jugar. Agus tiene la capacidad de bancarse marcar a un perimetral, salta, ayuda, tapa, atléticamente... un poco lo de él pasó por ahí. Obviamente que un jugador que no tenía mucho protagonismo que pase a ser el mayor progreso de la Liga Nacional y saltar a jugar el Mundial resulta increíble. Nosotros acá estamos muy contentos por él como así lo estamos por todos los chicos que pasaron por Libertad el año pasado y dieron saltos de calidad", explayó, hablando también de lo que significa ver toda su evolución tan rápida pero a su vez fácil de percibir ante sus ojos que decidieron llevarlo a Libertad para crecer.

El salto claramente lo consiguió, pasando a tener una temporada con números de 10,6 puntos y 4,4 rebotes con la camiseta de Libertad. Las cifras que arrojó, pero sobre todo el protagonismo obtenido y el salto de calidad que tuvo, lo llevaron a ser elegido como el Jugador de Mayor Progreso de la 2018/19 dentro de los Premios AdC que se entregan año tras año en la Liga, la forma de reconocer el desempeño de los jugadores por temporada desde la Asociación de Clubes.

"El desarrollo que tienen pasa también por el contexto que tienen", analiza Saborido. "Sunchales es un lugar tranquilo donde los chicos pueden venir sin ningún tipo de distracción, nomás tienen que venir al club porque en la ciudad no hay mucho más para hacer, entonces los chicos se enfocan en eso, el contexto del club familiar les permite desarrollarse tranquilos y sin presión. Hay un montón de cosas que además de lo que podamos hacer nosotros como entrenadores juegan al momento de darles ese golpecito de calidad para desarrollarse. Y me parece que en ese sentido Agus, como también le pasó a Loku Cuello o Erik Thomas, lo pudieron aprovechar al 150%. Con Agus fue intentar hacer una mutación e intentar de que tenga la posibilidad de desarrollarse en una posición que antes no lo habían visto. Yo no soy dueño de ningún progreso, aunque sí es cierto que yo siempre insistí que Agustín tenía que ser un 4, era una gran apuesta. Trabajamos mucho, para que se ponga de frente al canasto, le dimos libertad de que tire tiro de tres puntos, mejorándole algunas cuestiones técnicas... el equipo colaboró y él también lo hizo para que se desarrolle. Así se ganó la confianza, aprovechó cada entrenamiento y cada minuto de juego. Agustín vino con un hambre de gloria increíble y eso fue lo que permitió todo esto, no sé si fue Libertad o nuestro acompañamiento, fue su hambre lo que le permitió tener la chance que después tuvo", añadió.

Claro está que, a todo esto, Cáffaro tuvo que aprovechar la oportunidad que le llegó cuando lo citaron para ser parte del seleccionado argentino que participó de las ventanas eliminatorias FIBA, clasificatorias al posterior Mundial. Y en ese contexto, Saborido, que ya tenía a Agustín entre sus filas, entendió que el nacido en Piamonte también acompañó esas chances que tuvo para plasmarlas en esta realidad que hoy vive.

"Muchas veces la pelota tiene que pasar por el aro para que cambie la historia, y Agus hizo que cambiara la historia, porque si erraba ese tiro libre que nos llevó a suplementario en la última ventana FIBA donde lo convocaron, quizá no hubiese ido a China... y todo eso lo generó él... por eso es muy importante más allá del contexto lo que genera el propio jugador. Agus se generó su posibilidad y después trabajó para sostenerla. Verlo allá me genera una gran satisfacción, pero sí me pone muy contento por el hecho de que en nuestro caso no nos equivocamos en confiar en él y por sobre todas las cosas él tampoco se equivocó en el momento de tomar la posibilidad de jugar en Libertad, porque resignó dinero para venir a Sunchales, resignó la comodidad y lo que significa Boca. Bajó estándares para venir a buscar su posibilidad acá en Libertad, tomó ese pasito atrás para tomar impulso que muchas veces se habla en el deporte, y me parece que eso en su caso está muy marcado por lo que hizo".

¿Qué le depara a Cáffaro desde ahora y qué impacto tiene la Liga Nacional? Sin dudas que estamos ante un jugador de proyección, que tiene mucha juventud y que todavía debe explotar en otras facetas de su juego para hacerse un atleta mucho más completo. En ese sentido coincide su ahora ex entrenador, ya que Saborido sabe que más allá de su crecimiento hasta el momento la Liga Nacional le ha dado unas herramientas importantísimas para su desarrollo.

"Se abrió una puerta a futuro. Dependerá de él el que sea mucho mejor por supuesto, porque tiene 24 años, está haciendo sus primeros pasos y es muy joven. Tiene mucho por aprender y tiene una gran puerta abierta. La importancia de la Liga es fundamental. La Liga es un lugar de un nivel de competitividad y nivel de esfuerzo para jugar y para estar a la altura para poder competir, que a los jugadores que tienen la posibilidad los impulsa tremendamente. Sin la Liga no hay desarrollo, la Liga es una estación fundamental para del desarrollo. Las primeras estaciones son los clubes de orígenes, donde colgás la red, donde barres la cancha, donde se aprenden los valores, ese lugar me parece que es el punto de partida que no se puede dejar afuera del análisis", detalló el técnico santafesino, que entiende la importancia de la competencia de alto nivel dentro de la Liga pero también sabe que es uno de los escalones claves a atravesar dentro de la carrera de Cáffaro.

"Ese paso fundamental de crecimiento es ese periodo en la Liga Nacional, porque es una de las ligas más importantes de América, y con un nivel en todos los estamentos de excelencia que hace que hoy... a ver... Agus es un jugador de Liga Nacional, Taya también es de la Liga, Fjellerup... Luca Vildoza hace un año y medio o dos está en Europa, ¿pero dónde hizo su primer paso evolutivo? En la Liga Nacional... Salvo Garino que es el único que no jugó, todos salieron de la Liga Nacional. Y además de eso, el salto de calidad y el clic que hacen para que les cambie la cabeza también pasa cuando pueden hacer sus primeros buenos mangos, porque el poder hacer una dieta acorde al trabajo físico y el darte cuenta que en algunos casos hay jugadores no lo pueden terminar de hacer ese clic porque no les da el bolsillo o la situación o se conforman. Por eso quienes dan el salto de calidad son los distintos. Todos los que ven más allá y saben que tienen que cuidar su físico, su cuerpo, todo ese discurso que a veces parece una sanata o una vendida de humo, en realidad es cierto... lo que pasa es que no aplica a todos sino a algunos, aquellos que están en ese pasito por delante", sentenció.


Descubriendo a Marcos Delía

Saborido también tiene el dato particular y absoluta relevancia de haber descubierto a Marcos Delía, la capacidad de poder enseñarle el básquet y que el joven pivote encuentre en este deporte su pasión y una carrera profesional que lo ha llevado a lo más alto. Pasó cuando ambos coincidieron en Saladillo, ciudad de donde Marcos es oriundo y donde Sebastián tuvo paso como entrenador por el club de aquel lugar. La anécdota no tiene desperdicio alguno.

"A Marcos lo descubro en la calle, saliendo de jugar pelota paleta en Saladillo. Tenía 13 años y yo no tenía jugadores para la categoría Sub 13, que aquel entonces se llamaba pre-infantil, no completaba los que necesitaba para cumplir el reglamento, porque en el club Ciudad de Saladillo había tocado una camada de chicos que eran pocos de esa edad. Entonces, buscando chicos, Marcos salía de jugar pelota paleta con el primo y yo lo paro, más que nada por el primo porque Marcos venía en bicicleta. Les pregunto la edad, tenían 13 años los dos, y los invito a que vayan al club a jugar básquet... Marcos incluso me decía que jugaba al fútbol de 6 en Huracán de Saladillo. Los invito a probar una semana, que si les gustaba se queden y sino no había drama. Se quedaron los dos; el primo de Marcos jugó hasta los 15-16; y Marcos ya se quedó, le gustó y no se fue más. En estatura cuando lo veo por primera vez era un chico normal de 13 años y así fue hasta los 15, altito, porque después a los 16 aproximadamente pega el estirón. De los 16 a los 18 hace un salto de calidad en lo físico enorme... eso sí, muy flaco... pero importante su cambio", explicó.

Luego comenzaron a llegar los éxitos para un joven Delía, que desde muy joven y mostrando dotes interesantes comenzó a acaparar la mirada de equipos más importantes. De Saladillo a los seleccionados de inferiores, luego a Boca Juniors, Obras y el salto a Europa, donde se asentó mucho más como jugador y adquirió una maduración brillante. Ahora, el nuevo desafío de Marcos a partir de la próxima temporada, será en México para Fuerza Regia.

"A los 17 tuvo su primera convocatoria de selección nacional, U17, siendo el cuarto interno en el equipo... nosotros trabajamos muchísimo con él para esa convocatoria donde Chiche Jápez el entrenador y Tolca (Enrique Tolcachier) era el coordinador. Hace su primera incursión en el Sudamericano de ese año con esa categoría, en la camada que en la proyección después iba a terminar 4° el Mundial U19, donde también estaban Garino, Basabe, Giorgetti, Nico Copello, Giaveno, Massarelli y demás. Marcos fue evolucionando hasta que juega un gran Premundial en San Antonio, siendo uno de los titulares para después ir al Mundial y romperla. Yo lo dirigí hasta los 18 que fue a Boca, pero a los 16 recuerdo que debutó en la Liga Provincial de Mayores de Buenos Aires y en ese torneo promedió 12 puntos y 12 rebotes, jugando contra chicos importantes... en Regatas San Nicolás jugaba Omar Cantón y en Argentino de Pergamino ese año debutó Mateo Bolívar, como para que te des una idea. Después de ese Premundial con la selección, donde Marcos juega en un gran nivel, se lo lleva Boca. Después salta a Obras, ahí tiene un protagonismo diferente al que tenía en Boca, y eso lo lleva a Europa con otro salto más. Incluso yo creo que Marcos tiene mucho más para dar", explica Saborido.

¿Una anécdota muy particular? "Hay una secuencia de fotos que tengo, porque bromeando con quien era mi asistente de ese momento en Saladillo, el día que Marcos empieza a jugar al básquet yo le saco una foto con un Samsung con tapita que tenía. Le digo a mi asistente "le voy a sacar una foto porque este va a salir bueno", cargándonos, es la verdad, porque uno nunca sabe lo que puede pasar con un chico a esa edad, y porque tenía el teléfono para estrenar ese mismo día, así que le saqué la foto".


El recuerdo constante sobre Delía y la enorme felicidad y orgullo por el crecimiento que ha tenido

"En Argentina ha hecho un trabajo invisible impresionante durante los últimos 6 años. En un tweet de hace unos días hasta lo puse, que incluso los Beatles necesitaban a Ringo... en alusión al trabajo que hizo Marcos contra Francia, que hizo un partido increíble contra el interno francés".

"Su evolución es increíble. Lo quiero y lo aprecio, para mí es como un hijo porque lo tuve desde chiquito. Nos escribimos diariamente, incluso ahora en este Mundial, después de unos segundos de terminar el último partido, o como cuando hablamos apenas terminaron los Juegos Olímpicos también. Pasaron 10 años desde que yo lo dirigí por última vez, pero él se acuerda de todo. Es un chico muy bueno, muy inteligente, siempre jugó muy bien, siempre corredor de la cancha. Es un chico entrañable, hiper inteligente, entiende absolutamente todo... culto, bien formado, hermoso tipo de persona además. Marcos tiene un sentido de sacrificio enorme, ha tenido que sufrir desplantes, críticas y demás, pero él siempre fue para adelante, con su perfil bajo y afrontando todo lo que se le venía".

"Viéndolo ahora con todo lo que ha conseguido, a mí me pasa con Marcos lo que me podría pasar con mi hijo cuando se reciba de algo... me pasa el orgullo de ver que un chico al que ayudaste a crecer, no en lo basquetbolístico sino insertándolo en este deporte, o más que nada transmitiéndole el cariño que uno tiene por este deporte. Ahí está la gran tarea de los entrenadores formadores de todos los clubes, que incluso a pesar de todos los inconvenientes que se tienen en el trabajo día a día, impulsen y convenzan a los chicos de querer al deporte, y después el talento que cada uno tiene que los pueda llevar hasta donde puedan llegar. Ningún entrenador es dueño de un jugador o ponerse en palabras "yo hice a tal jugador", porque los entrenadores en este caso somos simplemente la guía de ellos. Para mí es el orgullo de ver que alguien que creció, incluso hasta junto conmigo, llegó adonde está hoy y seguirá creciendo porque, como te decía, tiene mucho más para seguir creciendo aún".

 

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