Informes Especiales · 22 de January de 2018

LNB

Informe Especial: La apuesta es por los pibes

Mucho se habla del número de extranjeros pero poco del regreso del reclutamiento y la creciente apuesta a los jóvenes. Bahía Basket ha sido el faro pero no es el único. Boca, Obras, Ferro, Atenas, Quimsa, Peñarol y San Lorenzo empujan una movida que tiene más recursos e infraestructura. Entre los 20 clubes hay 84 reclutados y varios tienen protagonismo en la A. Testimonios, números y motivos sobre una tendencia que ilusiona.

Por Julián Mozo

“Mucho se habla del número de extranjeros, pero poco del regreso del reclutamiento y de la creciente apuesta de los clubes por los chicos. Aman los números de la supuesta extranjerización de la Liga, eso vende bien, pero no mencionan la nueva legislación de pases que se aplica para favorecer el objetivo, no hablan de los jóvenes que la Liga le da a la Selección y menos tienen idea de la inversión de cada institución en jóvenes ni del número de reclutados”. El que se descarga es un directivo importante, ya cansado de abrir las redes sociales y leer “el cliché que varios repiten como loros, muchas veces sin fundamentos ni un análisis profundo”. La consulta pasó por varios directivos, entrenadores y jugadores, sobre todo los jóvenes, y muchos expresaron su felicidad y conformidad por cómo este camino de apuesta a la cantera se está profundizando. Y en esta nota estarán los testimonios, números y motivos de una clara tendencia que ilusiona a nuestro básquet.

Si vamos a los reclutados, hay 84 en los 20 equipos de Liga y todo SIN contar a los que son de la ciudad en la que juega esa institución. Obras es el que más tiene con 9, Boca suma 8, luego vienen Bahía Basket, Quimsa y Peñarol (7), San Lorenzo también invierte fuerte (6) mientras que Regatas y Ferro (5) son otros de los que más se han activado. Algunos de estos talentos fueron cedidos a préstamo, pero la mayoría sigue en los clubes, muchos conformando el equipo de la Liga de Desarrollo y varios ocupando un lugar en La Liga. En lo que va de esta temporada, los chicos nacidos en 1998 (son U19) que entraron en la mitad de partidos de la LNB son 12, cuatro veces más que en la anterior, cuando la camada de 1997 sólo tuvo tres que ingresaron en ese 50% de los disputados (Fjellerup, Zurbriggen y Martín Fernández). Esto se nota también en los U17 (nacidos en el 2000), ya hay tres que jugaron la mitad de los juegos, Marco Giordano, Juani Marcos y Leandro Bolmaro. En la campaña pasada no había ningún U17 (de 1999) que hubiese llegado a esa cifra. Eso, significa, como creen muchos directivos, que los pibes están teniendo más posibilidades de jugar pese a que hay algunos extranjeros más en la competencia. Incluso muchos de la clase 1998 (U19) ya son parte de la rotación fija de la Liga Nacional, con algunos destacados como Facundo Corvalán y Santi Vaulet en Weber Bahía Basket, Lautaro Berra y Luca Valussi en Obras, Matías Solanas en San Martín y Julián Ruiz en La Unión (Formosa).

Los reclutamientos no son nuevos, comenzaron hace décadas, en especial de la mano de León Najnudel. Muchos clubes se animaron y beneficiaron. Tal vez los casos emblemáticos hayan sido Ferro en los 80, Atenas en esa misma década y también en los 90, lo mismo que Sport Club y Olimpia de Venado. A comienzos del 2000, Boca y Atenas retomaron esa tendencia pero quizá no tuvieron la paciencia o la visión para aprovechar sus camadas. En el caso del Xeneize, poco disfrutó a Calderón, Maciel, Boccia, Sandes, Sartorelli, Guaita y Weigand. A Atenas le pasó algo similar con Funes, Moya, Brezzo y Melo, por caso. Quizás esas experiencias no tan aprovechadas estimularon que ya no se reclutara tanto, pero la fuerte apuesta de Bahía Basket volvió a poner el tema en el tapete.

Pepe Sánchez resume cómo fue ese cambio en la organización que preside. “Cuando Juan (Espil) y yo dejamos de jugar tuvimos que reinventarnos y decidimos bucear en nuestro interior, ver qué nos hacía felices. Ahí nos dimos cuenta de que lo mejor era trabajar con chicos, buscarlos, desarrollarlos, sabiendo que había grandes riesgos, pero también una posible enorme recompensa. Y así fue, cuatro años después nos encontramos jugando una final de América con un equipo con muchos chicos”, explica. Bahía cambió el paradigma en la Liga porque ya nadie repitió el discurso de que no se podía ganar con pibes. WBB lo hizo con la explosión de Lucio Redivo (único de Bahía), los hermanos Vaulet, Whelan (los tres arribaron desde Córdoba), Maxi Fjellerup (desde Tres Arroyos), Martín Fernández, Ariel Ramos (Mendoza), Corvalán (Junín) y Filippa (Punta Alta). Con ellos, el equipo llegó a una final de la Conferencia Sur en 2016 y, al año siguiente, estuvo en la definición de la Sudamericana y de la Liga de las Américas, nada menos. Los nacionales de BB menores a 23 años juegan hoy incluso más que los extranjeros del equipo (111 a 99 minutos de promedio). Esta apuesta ha sido un pleno. Por eso, lejos de quedarse con lo que tenía, Pepe profundizó su búsqueda y hace poco sedujo a tres gemas como Bolmaro (base, 2m01 y 17 años), Tomás Chapero (ala pivote, 2m10 y 16) y Bautista Lugarini (alero, 2m05 y 16). Los tres ya brillan en la LDD y hasta juegan en el equipo liguero, en especial Bolmaro.

El camino de apuesta a la cantera se está profundizando en todos los clubes. Los nacionales de Bahía Basket menores a 23 años juegan hoy incluso más que los extranjeros del equipo (111 a 99 minutos de promedio).

Bahía apunta a tener a los mejores de cada camada, incluso sacándolos de ciudades donde hay equipos poderosos. Por ejemplo, a Bolmaro se lo disputó con Atenas, que también lo quería. El poder de seducción de Pepe es tal que todo es posible, aunque él apunte al contexto como gran virtud. “Nuestro mérito fue crear un entorno saludable, motivante, un microclima para que ellos se desarrollen. Para nosotros es importante que se sientan que están en el lugar correcto. Primero los invitamos a que vengan, a que conozcan lo que hacemos”, explica. Y va por más con la construcción del Dow Center, edificio multiuso estilo NBA que estará listo a fin de año y será el mejor de América Latina. Un combo de deporte, educación, ciencia e innovación que apuntará a la formación integral del jugador. El objetivo trascenderá las fronteras del país e intentará ser el faro e formación de basquetbolistas de toda Latinoamérica. “La idea es crecer. Hay mucho talento en la región y sentimos que tenemos mucho para enseñar”, cierra el campeón olímpico. Silvio Santander, entrenador que es un especialista en la materia, asegura que la organización de Pepe “le sacó un campo al resto porque su programa de cantera tiene vinculación directa con su proyecto profesional”. Por ahí pasa una clave.

La profundización del reclutamiento ha generado que el resto se mueva mucho más, incluso apuntando cada día a más jóvenes. Ahora, por caso, la pelea es por los chicos de la 2002/2003 (14/15 años) y para eso es necesario tener una estructura, un coach y PF para juveniles, instalaciones deportivas, alojamiento y un trabajo integrado con el cuerpo técnico de Liga. Hay mucha competencia realmente. Obras, por caso, es otro de los que apuesta fuerte hace años. Lautaro Berra (ya llegó a la Selección mayor con 20 años) y Luca Valussi (alero, 1m96 y 19) son dos que arribaron en 2013 y ya tienen un interesante protagonismo en el equipo de Liga. Pero hace poco se sumaron el jujeño Zenarruza (ala pivote, 2m01, 16), el santafesino Bertona (base, 1m76, 16), el formoseño Van Schmeling (ala pivote, 2m01, 16) y dos extranjeros, el africano de Cabo Verde Víctor Andrade (alero de 2m03 y 17) y el peruano Juan Pablo Venegas (base de 1m83 y 17). No contamos a Martín Flores (pivote, 2m05, 17) de Beccar, Franco Smaniotti (1m96, 17) de Florida y Máximo Milovich (2m03, 16) de CABA, porque son de la zona, pero sí se puede sumar a Santiago Ibarra y Francisco Barbotti (19), pese a que se fueron a préstamo a Villa Mitre.

Quimsa, pese a ser uno de los que más extranjeros contrata para su equipo profesional, apuesta mucho a su cantera. Hoy tiene cinco prospectos argentinos y dos foráneos, el brasileño Gabriel Mendes da Silva (ala pivote, 2m06 y 21 años) y el ecuatoriano Joe Quiñonez (pivote, 2m10 y 21). Los de acá son el chaqueño Sebastián Lugo (escolta, 1m98 y 19), los tucumanos Leandro Monteros (pivote, 1m99 y 19) y Tomás Allende (base, 1m90 y 15), el chubutense Franco Ferraria (alero, 1m95 y 16) y el santiagueño de Loreto Luciano Sánchez (ala pivote, 2m01 y 17). Pero va por más. Está a punto de sumar dos chaqueños más y probar a dos mendocinos en los próximos días. Peñarol también volvió fuerte a la escena. Fue en 2016, con Juan Manuel Gatti. Juani Marcos, que ya destaca en la Liga como suplente, es su joya, pero Nicolás Franco (pivote, 2m05, 18 años), Lucas Gorosterrazú, Juan Martín Fernández, Ignacio Bednarek (2m03, 15 años) y Joaquín Valinotti prometen. Vittorio Fazzini, pampeano, se fue cedido y Agustín Bugñar llegó desde Kimberley. Este cambio fue a partir de un convencimiento de la dirigencia sobre la necesidad de volver a apostar a esta receta que tanto le rindió con Campazzo, Mata y Giorgietti. “La Liga está marcando, por su competencia y su calendario, que es clave tener jugadores jóvenes en los planteles: por cantidad de partidos, por presupuesto y porque hay cada vez más equipos profesionales. Es necesario tener cantera propia y así lo entendió la dirigencia, que nos dio la posibilidad de salir a buscar jugadores por el país”, aseguró Gatti antes de mudarse a Olavarría. La idea no cambió pese a su partida: Peña apunta a que en un par de años los talentos jóvenes ocupen la mitad de la fichas.

San Lorenzo, además de apostar muy fuerte para ganar todo hoy, viene trabajando en potenciar sus inferiores con importantes reclutados de la mano de Carlos Duro, su jefe de cantera. Están el cordobés Cristian Cardo (escolta de 19 años), el santafesino Lisandro Fernández (escolta de 19), el porteño Leandro Cerminato (ala pivote de 19), el sanjuanino Juan Hierrezuelo (ala pivote de 17), el correntino Christian Bihurriet (pivote de 17) y los bonaerenses Ian Cerino (pivote de 15) y Mariano Gago (base de 16). También se podría sumar a Lautaro López, el talento chaqueño de 18 años que se fue cedido al Baskonia de la LEB Plata de España. “Veo un mayor interés de los clubes por el reclutameinto y, a la vez, distintos caminos. Nosotros vamos por uno más lento, pero pensando que la clave es descubrir al talento”, cuenta Duro. En poco tiempo, en CASLA se ve cómo los chicos han evolucionado en la parte física y técnica. Un paso adelante.

En Capital también hay dos históricos que están muy activos. Boca, que históricamente reclutó muy bien aunque no lo usó con tanta eficacia en la Liga Nacional, le apunta hace años al nivel medio de talentos. Tomás Caballero (19 años) es su gema principal, como en este último tiempo lo fueron Lucas Gargallo y Agustín Caffaro, ambos ya con 22 años. Si no contamos al porteño Tomás Pereyra (ala pivote, 2m01) y Juan Cruz Germano (pivote, 2m07, 18, de González Catán) por ser de la zona, encontramos siete más: el cañuelense Agustín Barreiro (alero, 2m03, 18); los entrerrianos Agustín Facello (base, 1m85, 18) y José Bione (ala pivote, 1m98, 19); al chileno Ignacio Berríos (pivote, 2m06 y 16); a los santafesinos Ismael Amprimo (ala pivote, 1m95, 16), Alejo Paoloni (base, 1m85, 15) y Santiago Cabaña (escolta, 1m95 y 16); y, por último, el neuquino Juan Cruz Conte Grande (escolta, 1m90, 15), quien jugará el TBF International Tournament en Turquía con la U16 de Argentina. Ferro es otro que mejoró, primero con el fichaje de Ronaldo Córdoba como cabeza visible, histórico entrenador formador de Boca. El Verde, que cuenta con departamentos y la pensión del club para alojar, además de un tutor, tiene a Marcos Gelman de Firmat (alero, 1m96 y 18 años), Iván Gramajo (escolta, 1m93 y 21) de Tucumán, el brasileño Gusmao Costa (pivote, 2m08 y 22), Tomás Spano (base, 1m84 y 19) y hace poco sumó a Ignacio Varisco (alero de 2m01 integrante de la Selección U16), de Echagüe de Paraná. En este último caso hizo una inversión económica, ya que pagó por el derecho de formación. En estos días, además, hará pruebas (chicos entre 13 y 19 años) y un campus de reclutamiento, además de viajar por el país para seguimientos.

Atenas es otro que retornó a las fuentes. “Estamos volviendo a apostar fuerte al desarrollo de los chicos, reclutando, haciendo campus y recorriendo el interior y diferentes torneos a nivel nacional. Tenemos una comisión dentro del club que se ocupa de eso, buscando que los pibes estén cómodos, preocupándose por enviarlos al colegio y dándoles turnos extras en entrenamientos para que vayan progresando”, explica Bruno Lábaque, nuevo manager del club. Mateo Chiarini (escolta, 1m90 y 19 años), Leo Lema (alero, 2m02, 19), Franco Baralle (Base, 1m80, 18), Juan Cruz Oberto (ala pivote, 1m98, 20) y Joaquín Lallana (pivote, 2m17 y 21) son los que ya han tenido participación en la Liga, aunque también están Tomás Zagarzazu (alero, 1m95, 17) de Viedma, Tomás Gutiérrez (base, 1m80 y 18), Jonathan Basualdo (alero, 1m95 y 18) de Santa Fe e Ignacio Segura (alero, 1m92, 17) de Buenos Aires. El resto, que completa la LDD, son cordobeses. Justamente en Atenas no creían de entrada en la LDD, pero el mismo Felipe Lábaque reconoció su error cuando se presentó en su ciudad la Liga Argentina. “Sí, lo dije en una reunión de presidentes, pero después reconocí mi error. Es una competencia que muestra a quienes en el futuro serán las figuras del país y estoy muy orgulloso del trabajo que se está haciendo”, dijo. Bruno, su hijo que busca hacer resurgir a un gigante dormido como el Griego, va en esa misma línea.

“Me hubiese encantado que cuando yo era chico hubiese existido una Liga de Desarrollo, que me diera la posibilidad de mostrarme por el país y convivir con el equipo de Liga. Los jóvenes deben aprovecharla al máximo y los clubes usarla de prueba para ver qué jugador puede ser de LNB en el futuro”, completa Labaque.

La creación de la Liga de Desarrollo fomentó el reclutamiento. Por necesidad y convencimiento. “Invita a que los clubes se muevan para conseguir los mejores proyectos y su presencia, además de darles minuto a los chicos, le permite convivir con los profesionales antes de lo habitual”, cree Lucas Victoriano, quien llegó a Concordia y, junto a Bernando Murphy, decidió potenciar un sector que en Estudiantes no tenía desarrollo. “No había estructura y ni siquiera los juveniles necesarios para que entrene el equipo de Liga. Habitualmente a los chicos de la ciudad los captaban Capuchino y Ferro, otros dos clubes de la ciudad. Nosotros apuntamos a cambiar esta realidad y la dirigencia empezó a escucharnos. Le dijimos que no deben verlo como un gasto sino como una inversión, que en el futuro esos chicos pueden ocupar fichas de mayores que hoy salen mucho. El club sumó a un coach formador como Jorge Díaz Vélez y tiene ahora una casa para reclutados. Nosotros pudimos empezar a hablar con chicos interesados, con sus padres y ya pudimos sumar un par”, explica el tucumano, que se comprometió y fue parte del reclutamiento de un venezolano de 2m10 (Espinoza) y de Bruno Giacone (alero, 2m y 15 años).

Silvio Santander es coach de Quimsa pero, además, está muy involucrado en la captación y formación en las selecciones nacionales. Palabra autorizada para opinar. “La idea de la LDD es muy buena. A favor debo decir que potencia muchos las canteras, permite darles estructura de entrenamientos sólida a los planteles y, además, rodea y eleva el nivel del jugador local. Siento, igual, que debería haber límite de edad (23) y creo que tal vez lo mejor sería jugarla en el receso para que los chicos no jueguen 12 meses seguidos, puedan entrenar y estudiar”, analiza. Justamente algunos apuntan a ese límite de edad o al espíritu de formación que debería tener la LDD. Y ponen ejemplos, como el caso Matías Cuello de Ferro (en 2017), para criticar la utilización en LDD de chicos que ya tienen lugar ganado en LNB. “¿Para qué sirve? ¿A quién beneficia? Lo hacen para ganar”, esgrimen. Sergio Guerrero, secretario técnico de la AdC, contesta a ese argumento. “Dicen que la AdC debería intervenir pero si lo hacemos estaríamos regulando la política formativa de los clubes. Quizás el club pone a un jugador que ya está en LNB porque vuelve de una lesión o porque quieren que desarrolle otras virtudes. Por caso, Cuello: tal vez Ferro busque que empiece a tomar más decisiones (en LDD) para que esté listo para ocupar ese rol al año siguiente en la LNB. No sé, nunca se saben los motivos. Y si el club lo hace para ganar se equivoca y corre un riesgo innecesario. Si es bueno o malo lo verá cada club, pero nosotros no podemos reglamentarlo”, explica.

Otro de los motivos fuertes de este avance del reclutamiento tiene que ver con el empezar a respetar y a cumplir el Régimen Nacional de Pases (artículos 13 al 17). “Nos comprometimos internamente a hacerlo valer, a que los pases dentro de la AdC se hicieran bajo esa reglamentación que estaba olvidada”, explica Guerrero. El derecho de formación recae sobre aquellos jugadores menores a 26 años que hayan estado al menos dos años en la institución. Incluso el club comprador debe pagar ese derecho aunque el contrato de ese jugador haya finalizado. La cifra a abonar depende de los años del jugador en el club y de la nueva oferta que tenga (el resarcimiento debería ser un 40% de la flamante propuesta). En los últimos años ha habido varios casos emblemáticos. Quizá los dos top sean el de Gaby Deck y Taya Gallizzi. San Lorenzo y Quimsa tuvieron que pagar 1.000.000 de pesos para sacarlos de Quimsa y Quilmes, respectivamente. A veces hay acuerdo de palabra, como el de Emiliano Basabe, que arregló quedarse un año más en Argentino y al siguiente Quilmes lo pudo sacar sin pagar derecho de formación.

Lo cierto que esta herramienta ayuda mucho a aquellos que quieren reclutar y formar, porque después la inversión se recupera. “Hubo un caso previo que resume por qué los clubes ya no querían reclutar. Quilmes trajo desde muy chicos a los hermanos Cequeira. Los formó e hizo debutar en LNB. Pero, cuando todavía no los había aprovechado tanto, Junior se quiso ir a Boca y se fue sin pagar nada. Todos se preguntaron, entonces, si valía la pena estos esfuerzos. Hoy eso sería imposible, Boca debería pagar y bastante. Esto es empezar a ser un poco el dueño de los pases, lo que tantos clubes han pedido. Antes los clubes no hablaban y se afanaban los jugadores. Hoy existe una herramienta concreta y el diálogo entre instituciones es necesario. Y el esfuerzo que hace cada una tiene una retribución”, resalta Guerrero. Pablo Zabala, directivo del Cervecero, asiente. “Con lo de Taya, el 50% de Vildoza al Baskonia y la reserva de Hopson que pagó Regatas pudimos hacer Liga cuando hace dos años estábamos en serias dudas”, informa. Estos ejemplos no hacen más que ratificar un camino. “Nosotros reclutamos poco y bueno, a diferencia de otros. Ahora nuestras ilusiones están puestas en Juani de la Fuente y Tomás Raimundo”, explica quien ahora le hizo una fuerte cláusula a Eric Flor para “recuperar la inversión y la apuesta que hicimos cuando en San Lorenzo lo dejaron libre”.

Guerrero retoma el tema cuando destaca que esta herramienta sirve “para que los clubes apuesten a la formación porque ahora les sale más caro salir a comprar y también la idea es que sirva para que los jugadores se queden más tiempo en los clubes y se potencie la identificación de sus hinchas con ellos, con el equipo”. Esta búsqueda de volver a potenciar el esquema de cantera se fortalece con dos decisiones más que tomaron los clubes que forman la AdC: no se contratan más jugadores que se hayan ido de los clubes esgrimiendo la Patria Potestad y existe una obligatoriedad de firmar contratos hasta los 23 años. “Antes los padres se los llevaban o los representantes firmaban por un año y los iba pasando de club en club. Ahora, si no hay contrato hasta los 23, ni siquiera puede jugar en Liga de Desarrollo”, resalta el directivo. Los agentes no quedaron contentos…

Para volver a potenciar el reclutamiento se creó la Liga de Desarrollo, se empezó a respetar el régimen nacional de pases (el club recupera la inversión si el jugador se va), no se contratan más jugadores que se hayan ido de los clubes esgrimiendo la Patria Potestad y existe una obligatoriedad de firmar contratos hasta los 23 años.

Zabala rescata el “compromiso a rajatabla que hicimos entre los clubes”, uno de los tantos acuerdos que hubo entre dirigentes desde que empezaron a reunirse en distintos lugares del país. Bruno Láque no tiene dudas de que te empuja a reclutar. “Sin dudas que esta nueva disposición hace que te animes más, que inviertas en la cantera. Antes estaba el miedo de formarlo y que luego viniera una gran billetera y te dejara sin nada”, opina ex base, hoy manager deportivo del Griego. Santander también cree que el efecto ha sido muy positivo. “El Derecho de Formación es una genialidad. Lo celebramos todos los que venimos de la formación y trabajamos en clubes que debían alimentar al profesionalismo. Durante muchos años vimos cómo los chicos se iban de los clubes y se desarmaba todo, sin recibir nada a cambio. Aplicar esta regulación ha sido un gran acierto”, destaca el creador del Método Argentino, que hizo un diagnóstico del talento argentino y a la vez construyó un sistema de formación para todas las categorías tras años de investigación.

También, aunque más en silencio, varios creen que las temporadas que no hubo descensos ayudaron en este sentido. “Les sacó presión a muchos y cambió la perspectiva, ahora no todos se arman para ser campeones como pasaba hace unos años. Sirvió para que se animaran a darles más minutos y participación a los chicos. Y esa tendencia se mantuvo, más ahora que la competencia, por su nuevo formato y cantidad de partidos, le conviene más a los jóvenes, que pueden correr más y sostener la intensidad por más minutos”, explica un ojeador argentino que trabaja para clubes europeos y hasta cumple el rol de ojeador para un NBA. Esto ha servido para potenciar chicos que, en los últimos años, han nutrido a la nueva Selección, ya sin los Generación Dorada, como Delía, Redivo, Vildoza, Fjellerup, Deck, Flor o Saiz, entre otros.

Pepe Sánchez rescata que “haya generado una conciencia positiva sobre que reclutar puede tener resultados para ser más sustentables”. Santander acepta que “el tema de los jóvenes está en nuestro ambiente como en un segundo plano, pese a que desde la creación de la LDD los clubes que venían trabajando potenciaron su programa y sobre todo quienes no lo hacían comenzaron a hacerlo. Se nota mucho que hay muchos prospectos interesantes, con mucha altura y potencial”, destaca. La clave para el hoy entrenador de Quimsa pasa también por redefinir la etapa joven de un profesional, como antes tanto machacó Sergio Hernández. A los pibes de 18 ó 19 años se les sigue pidiendo que ya estén listo, quizá como pasaba antes, pero esto está reservado para los cracks. Hoy el punto de maduración llega mucho después. “Todo cambió mucho y actualmente ves que explotan a los 23 ó 24. Fijate el caso de Roberto Acuña. Si todos queremos que se intensifique la apuesta por chicos altos todos debemos tener más paciencia”, opina. Victoriano concuerda y cierra el análisis. “Al argentino le cuesta la paciencia y los proyectos. Entonces, es difícil para los entrenadores profesionales involucrarse mucho en una cantera. ‘Si pierdo y me echan, ¿para qué voy a gastar energías en desarrollar chicos’, terminan pensando. Nosotros no sabemos cuánto vamos a estar en Concordia, pero queremos dejar algo armado para que cada año puedan sacar uno o dos jugadores para la Liga. Y eso veo que se está haciendo en muchos clubes. Bienvenido entonces”.

Bienvenidos los pibes. Y la apuesta hacia ellos.

Julián Mozo escribe columnas para la web de La Liga y es el responsable la sección “Pasó en la Liga”. Trabajó 18 años en el Diario Olé, cubre Liga Nacional desde 1996 y es el comentarista de la NBA en DeporTV. Cubrió 3 Mundiales de básquet, cinco finales NBA y un Juego Olímpico, entre otros torneos y competencias. En Twitter e Instagram podés encontrarlo como @JulianMozo.

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