Cazador de sueños y de imágenes

Marcelo Figueras tiene la edad de Ringo Starr, 30 años en El Gráfico, 20 en Olé, la palma de la mano más saludada en un espectáculo deportivo y una superlente con imán: las escenas memorables lo van a buscar. Ante él pasan las vueltas olímpicas de su Racing querido, el segundo gol de Maradona a los ingleses, el primer doble de un argentino en la NBA, el esplendor de la Generación Dorada y la lucha por el bicampeonato de San Lorenzo en su histórico regreso al básquet en Boedo.

Hace unos días, en el espacio donde antiguamente estaba la cancha de bolos celta del Viejo Gasómetro, o sea en el actual Polideportivo Roberto Pando, Figueras fue homenajeado por haber sacado la foto fundacional de la Liga Nacional de Básquet, aquel instante de 1985 en que la pelota es acariciada por León Najnudel y está a punto de empezar a volar.

A Marcelo le dieron una plaqueta antes de la segunda final entre el Ciclón y Regatas de Corrientes, pero sospecho que le gustaron más los aplausos de todo el estadio, el apretón de manos de los árbitros, la felicitación de los técnicos, las palmadas de los jugadores, el abrazo de los periodistas y, más que nada, el cariñoso pedido de sus colegas para sacarse con él una foto grupal. ¿Qué hace un hombre cuando recibe un premio así, recién recuperado de la cadera? ¿Se va a la casa?

Pues no: Marcelo, apasionado, se colgó el chaleco fosforescente en la cintura, se fue caminando despacito hasta la zona pintada y tomó posición debajo de un aro.

Y allí estuvo dos horas de pie. Sabe que la magia, en cualquier momento, se le va a parar enfrente y le va a pedir otra foto.

Fuente: Clarín, por Pablo Calvo. Foto: Marcelo Endelli para La Liga Contenidos Movistar

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