Informes Especiales · 22 de Febrero de 2017

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Roberto Acuña, por Pipa Gutiérrez

Los jóvenes protagonistas de La Liga bajo la lupa analítica de Juan Pipa Gutiérrez. En una nueva entrega, te contamos cómo juega y quién es Roberto "Toro" Acuña.

Por Juan Gutiérrez

Son pocos los jugadores profesionales que pueden contar la sensación de estar en el momento justo, en el lugar indicado. Muchos pasan sus carreras enteras sufriendo ante cada próxima decisión, ante cada próximo destino o desafío. El error, sería caer en el facilísimo de que son golpes de suerte y que la vida nos ayuda o nos quita, pero nuestro protagonista de hoy nos obliga a eliminar de la ecuación todas esas variables especulativas. A la suerte hay que ayudarla, con trabajo, con paciencia, con humildad y con constancia.

La historia de Roberto es harto conocida. Desde chico tuvo que compaginar el básquet con trabajo duro para ayudar a su familia tanto en el criadero de conejos y pollos de su papá, como en la despensa de la madre los fines de semana. A veces llegaba tarde a los entrenamientos porque tenía que pedalear varios kilómetros desde el campo hasta el club todos los días.

Pero alguien que la persigue de esta manera tiene recompensa. Y a buscarla salió “el Toro” de camino a San Francisco, Córdoba.

Los tiempos de cada jugador son distintos, no necesariamente será un crack un jugador que explota a los 17 años, algunos llaman la atención antes y otros después. El primer momento (justo) del “Toro” fue en la 2014/15 en Ciclista de Junín. Un equipo que venía de ascender del TNA casi sin proponérselo.

El trabajo de Julián Pagura con ese equipo fue tan bueno como poco reconocido ya que el equipo quedó en las últimas posiciones y terminó vendiendo la plaza. Pero una vez desmembrado, muchos de sus integrantes, como Roberto, tienen roles protagónicos en otros equipos de Liga Nacional.

El segundo momento, como consecuencia del primero, fue cuando llegó a esa máquina de potenciar jugadores llamada Peñarol de Mar del Plata. Porque si jugás un año con Leo Gutiérrez y a las órdenes de Sergio Hernández, tus chances de mejorar aumentan significativamente, si no pregúntenle a Facu Campazzo que jugó 5. Un año le bastó para ganarse la confianza del Seleccionador Nacional como para confirmarlo entre los 12 que viajarían a Río a unos Juegos Olímpicos que seguro no va a olvidar.

La progresión de Roberto no se detiene. Destacable su virtud de escuchar y absorber todo lo que su entorno puede sumarle para después ponerlo en práctica. Su rol en Peñarol va mutando, de especialista defensivo y finalizador hacia una referencia más en ataque.

La potencia física siempre será su fuerte en ambos costados de la cancha. En defensa trabaja con la velocidad y agresividad de un 3/4. Podría ser muy útil “de arquero” en el medio de la zona con brazos abiertos parando todas las penetraciones, pero su capacidad atlética es tan buena que le permite saltar agresivo y bien agachado en los pick and roll, atacando en defensa. Excelente movilidad lateral para defender externos en los cambios y timing para defender en el aire.

Esa misma potencia lo convierte en un 5 liviano para tener ventaja corriendo en campo abierto y finalizar con espectaculares volcadas. Su lectura de espacios y juego sin balón es muy buena para aprovechar lo que el juego le da.

Incluso en los últimos partidos está extendiendo su rango de lanzamiento (hasta con algún triple) para castigar cuando le permiten el tiro. Tiene que seguir trabajando y mejorando su juego de espaldas que ya es correcto y funcional al equipo.

Su constancia, humildad y sacrificio, además, lo convierten en un jugador querido por todos. Querido afectuosamente y querido en la Selección, peleando siempre como un “Toro”.

Por Juan Gutiérrez. Integrante de la Generación Dorada, medalla de Bronce en los JJOO de 2008, ex jugador de La Liga y la ACB de España. En Twitter @PipaGutierrez, en Instagram: PipaGutierrez4.

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