Obras Basket

Buenos Aires (Buenos Aires)

Informes Especiales · 13 de Diciembre de 2016

Obras · Obras

Pedro Barral, por Pipa Gutiérrez

Los jóvenes protagonistas de La Liga bajo la lupa analítica de Juan Pipa Gutiérrez. En la segunda entrega, te contamos cómo juega y quién es Pedro Barral.

Lo primero que me pregunte cuando lo conocí fue... ¿este pibe es mudo?

Si bien los tiempos cambiaron, todavía quedan en los vestuarios de Liga Nacional algunos jugadores que vociferan que los menores no tienen que hablar, no tienen que opinar, que están ahí para poner cortinas y pasar la pelota. Que ni se les ocurra elegir la música. Como capitán de Obras siempre me propuse ir por otro camino. Tratar a los juveniles como iguales, tanto dentro como fuera de la cancha, excepto cuando hubiera que darle una mano a Rubencito, el utilero.

Los primeros meses con el equipo no emitió palabra alguna, y eso que los debates de toda índole eran picantes en ese vestuario. Hubo un viaje a Caracas por Liga Sudamericana en el que Pepo viajo un día después que el resto del plantel por rendir exámenes en la secundaria, acompañado en soledad por un dirigente que lo apodó “Fefo”. Núñez-Ezeiza-Caracas-hotel, aproximadamente 12h mano a mano con alguien que confunde tu sobrenombre. Obviamente, Fefo nunca lo corrigió. Compartimos habitación durante 3 días en ese cuadrangular y no habló ni para pedir la merienda. Yo no sabía si era timidez, obediencia a los antiguos mandatos o que planeaba asesinarnos a todos. Años después entendí por qué se comporta de esa manera. Cuando Pepo no está haciendo, está aprendiendo.

Podría estar un rato largo contando historias ya que tuve la suerte de compartir casi 4 años de vestuario con él, pero vinimos a esta columna a hablar de basquet. Y quiero pedir disculpas porque me resulta imposible resaltar, como su mayor virtud, algún dato frío y específicamente deportivo. Para mí, lo mejor que tiene es que hace todo más lindo, es hermoso verlo jugar. Cada día está más suelto y confiado en su amplio y estéticamente admirable bagaje. Incluso se ha llevado amenazas de los rústicos de turno, que siempre se ofenden cuando pasa algo que escapa a su comprensión de la realidad.

Obras hace rato que viene dándole responsabilidades. Debutó en la Liga Nacional a una joven edad, fue primer recambio con sólo 18 años bajo el mandato de Julio Lamas, y continuó su crecimiento con Trifón Poch, acompañando de manera sólida a Bruno Fitipaldo en el armado de un equipo que muchas veces cerró juegos con doble base, ya que el uruguayo es insustituible en los minutos de pelota caliente.

Sus defectos son pocos, tienen que ver con su alta exigencia y constante búsqueda de la perfección. Se enoja mucho cuando comete errores, cuando falla a pie firme, cuando renuncia a una buena opción de tiro o cuando el equipo no está ubicado de manera correcta. Marcelo Travnik, el responsable de su llegada a Obras, siempre dice que Pepo busca dar EL PASE, y eso le lleva a perder alguna que otra pelota. Pero cuando le salen, mamita, tiene un rifle calibrado en los brazos.

Su madurez hizo evidente que ya no hacía falta ningún otro jugador mayor en su posición para la corriente temporada. Su dinámica de crecimiento nunca se detiene porque trabaja para ser cada día mejor. Repite y repite driles de manejo de balón para acompañar armónicamente un físico de extremidades largas y músculos fibrosos. De a poco va subiendo sus porcentajes de tiro exterior, para castigar cuando le defienden el bloqueo directo por atrás como mejor alternativa, ya que ofrecerle camino al aro es un suicidio. Tiene un cambio de ritmo letal, es mucho más rápido de lo que parece. Y cuando llega al corazón de la zona pintada siempre encuentra el mejor (y más lindo) pase en el último segundo.

Es uno de los responsables de la mejoría de Obras en las últimas semanas de competición, varias veces rozó el triple doble, lidera la Liga en asistencias con 6,61 por partido e interpreta a la perfección la orden que se escucha de Nico Casalánguida cada vez que el tachero recupera la pelota:”¡CORRÉ!”

El techo de Pepo, afortunadamente, no está a la vista. El basquet le fluye por las venas, nació para esto, sumado a su ambición y dedicación constante auguran un enorme futuro para este silencioso líder de los pagos del capitán de la Selección Argentina.

Por Juan Pipa Gutiérrez. Integrante de la Generación Dorada, medalla de Bronce en los JJOO de 2008, ex jugador de La Liga y la ACB de España. En Twitter @PipaGutierrez, en Instagram PipaGutierrez4.