Club Deportivo Libertad

Sunchales (Santa Fe)

LNB · 11 de June de 2018

· Libertad

Libertad, un relojito

El equipo de Sunchales cerró una temporada inolvidable: campeón del Súper 4 en casa, dueño del 1 general de la etapa regular y campeón del torneo con barrida en la final. Regresa a La Liga, con boleto a la Liga Sudamericana. El uno por uno del campeón.

Por Carlos Altamirano

BRUNO BAROVERO

Su instinto asesino lo distinguió. Jugó con un altísimo grado de confianza. Tener onda verde de parte del cuerpo técnico y de sus compañeros lo potenció desde lo mental. El resto, puro mérito propio: talento, impronta y recursos top con o sin balón para jugar la final (en verdad, todo el torneo) a su antojo. La Liga Argentina es una selva. Y Bruno, fue el rey. MVP, por escándalo.

AUGUSTO Y MANUEL ALONSO

Con 18 y 19 años, jamás les tembló el pulso para alargar al equipo cumpliendo un rol vital: cambiar los ritmos del juego desde la primera línea defensiva, y provocar ventajas a campo abierto. 

MIGUEL RUIZ

Se desvivió en hacer todo lo que el equipo necesitaba de él para ganar. Jugó cada partido al 101%. Emblema de los detalles más pequeños, que lo hacen un gran jugador. Aún con limitaciones técnicas, es imposible no enamorarse de su altruismo. Tiros corregidos, buenos bloqueos, ayudas a tiempo, provocador en rebotes en aro ajeno.

ANDRÉS LANDONI

Sumó mucho desde el silencio. No se nota demasiado, parece pasar desapercibido, pero su entereza para rasparse con los grandes rivales y su ocupación de espacios para tomar los tiros que el juego le regalaba fue de alto nivel. Fue automático: cada ingreso al campo viniendo desde el banco, fue sumamente productivo para su equipo.

ARIEL ZAGO

Oficio al servicio del equipo. Su temporada fue de menor a mayor. En los playoffs la rompió. Poste medio, bajo y juego abierto en línea de tres puntos de alto vuelo. Anotó. Creó jugando de espalda. Leyó el juego con precisión y con calidad de pases. Impecable.

NICOLÁS COPELLO

Es evidente que necesitaba una temporada siendo inicial y con ascendencia sobre el equipo. Se adueñó de los climas del juego. Tuvo un plus respecto a años anteriores: mejoró ofensivamente, con verticalidad, juego de pick and roll y altos porcentajes de media y larga distancia. Ah: tanto en finales de conferencia como en la final, quebró los partidos con triples demoledores. Temporadón del base.

GREGORIO ESEVERRI

Líder vocal y espiritual. En verdad, su liderazgo es el mejor de todos: lo hizo desde el ejemplo, pues quien no juega a su nivel de intensidad y compromiso queda expuesto. Defensivamente top y complemento ofensivo ideal, destrozando scouttings en el lado débil con buenos porcentajes de 3 puntos. Y cuando la cosa se puso fea, generó recurzos con su guapeza para jugar posteado. Para la categoría, es indispensable.

SEBASTIÁN SABORIDO

Pocos confiaban en él en el inicio de la temporada. Logró lo más importante: en su reparto de roles, generó buen clima y convencimiento de las funciones individuales en pos del bienestar del equipo. Nadie se fue a la banquina. Libertad, de su mano y manejo de egos, jugó lindo. Y lo ganó todo.  

 *Párrafo aparte para tres profesionales que cumplieron un rol vital. Libertad, con un equipo corto, no se podía dar el lujo de perder soldados por lesiones o fatigas. El dato frío dirá que ninguna de las fichas mayores se perdió ni un juego en toda la temporada. Detrás de ese detalle, estuvo el trabajo de excelencia de Germán Trosero (PF), Andrés Giménez y Santiago Dodero (cuerpo médico).

En twitter @altamirano45 Periodista. Relator de básquet en DIRECTV Sports y DEPORTV.

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