Lucas Gargallo, nació en Bernal, provincia de Buenos Aires, el 20 de febrero de 1995. Ha respirado básquet desde muy chico ya que a los cuatro años empezó a picar la pelota en Racing Club de Avellaneda. De allí fue a Independiente siguiendo a su hermano mayor y a los seis años incursionó en el rectángulo de juego del club Quilmes en la categoría premini. Continuó allí hasta que a los 11 tuvo la oportunidad de probarse en el Club de la Rivera y, consecuentemente, se sumó a las filas de Juan Pablo Fernández con la anuencia de Ronaldo Córdoba.
Su gran oportunidad llegó en octubre del 2013, donde debutó en la Liga Nacional con tan sólo 18 años.

Descaro, seguridad, temple, sacrificio y talento han sido los factores determinantes para que este joven jugador se haya ganado un lugar, por méritos propios, en el equipo de elite de Boca Juniors.

Con respecto a sus inicios defendiendo los colores de la institución nos contó: “Jugar en las divisiones inferiores es algo muy lindo, para mí fue muy divertido. De más chico uno toma al deporte para divertirse con los compañeros, con los amigos, pero cuando uno va creciendo y llega a cadete y luego a juveniles lo empezás a ver con otros ojos. Tratás de llegar al máximo nivel posible. Además de disfrutarlo, porque eso se trata, lo tomás con mucha más responsabilidad. También hay que tener en cuenta que estás en una institución muy importante tanto a nivel nacional como internacional”.

De hecho esta temporada no pudiste jugar la Liga de Desarrollo: “Y lo extraño, por un lado porque compartía la cancha con los chicos hace tres, cuatro años, y por otro porque a mí me gusta jugar todos los torneos que pueda”, explicó el alero.

Tenés compensaciones, la afición te hace sentir su cariño: “Es muy lindo el apoyo de la gente. Siempre me lo hacen saber. El otro día justo perdimos al final con Obras en la cancha de ellos, y luego del partido me mandaban mensajes por teléfono, por Twitter, me paraban en la calle y me alentaban. Soy muy amigo de la hinchada. Después de los partidos me quedo hablando con ellos, voy a cenar con la gente. Es muy importante para mí sentir que me quieren y me apoyan”, admitió satisfecho.

Tu familia ha seguido tu carrera y también te apoya. “Mucho, para ellos es emocionante cuando me ven defender estos colores, mi papá se puso a llorar cuando entré a jugar con la camiseta de Boca compartiendo la cancha con Carlos Delfino”, y reconoció agradecido: “Cuando viajamos a jugar los partidos de visitante siempre me mandan mensajes para apoyarme, para felicitarme. Siempre, en las buenas y en las malas, demuestran su cariño y me ayudan a salir adelante”.

Jugar con Carlos Delfino es una experiencia importante. “Es algo hermoso. Que haya venido Carlos a Boca nos potencia a todos. Siempre nos da su punto de vista. Tiene una experiencia de juego increíble, su aporte basquetbolístico es brillante, es muy buena persona y siempre nos está hablando para darnos consejos”, y agrega con admiración: “Se destaca tanto en su juego como en sus cualidades humanas”.

Se nota que todos sienten un gran respeto y fascinación por él: “Si, en el vestuario se sienta al lado mío, creo que todavía uno no cae o no sabe en la situación que está, que semejante jugador esté con nosotros es un sueño, entonces tratamos de disfrutarlo al máximo en cada segundo que podemos”, aseveró.

Pensando en el futuro y para finalizar Lucas afirmó: “Por el momento lo que quiero es seguir vistiendo la camiseta de Boca por muchos años más”.

Informe: Prensa Boca.   Foto: La Liga Contenidos.